Historia sin tiempo

Acaba de fallecer el gran biólogo estadounidense Edward Osborne Wilson, creador de la noción de biodiversidad e impulsor de la de «sociobiología». Experto en hormigas, Wilson profundizó en el hecho de que todos los animales tienen algún tipo de existencia social y comunicación. No sé si para crear ciudadanos conscientes y actualizados sería mejor, en vez de contarles unos resúmenes de lo acontecido a la humanidad, exponerles cómo funcionan las sociedades animales y cómo la cultura hace tan especiales las comunidades humanas. Al fin y al cabo, si hay historia es porque somos bichos culturales, inventivos, que cambian de ideas porque, como Groucho, señora, si no le gustan mis convicciones tengo otras.

Quizá con esta segunda versión entenderían por qué hubo una guerra civil española en 1936, por qué la ha habido en Siria, Yemen, Sudán del Sur, Etiopía, Congo... Por qué Japón ya no es un país imperialista y China ha conseguido ser un país desarrollado. O por qué AMLO, el de La Chingada, amigo de nuestro presidente, quiere culparnos de que México haya tenido hasta 1975 una catastrófica media de seis hijos por mujer fértil.

Pero, bueno, una adolescente me preguntó hace días si soy «un liberal como Mendizábal». No lo sabría responder con precisión desamortizadora; sin embargo, levanto mi copa de Año Nuevo por sus profesores, les deseo suerte en el combate y quedo a su disposición como tropa auxiliar. Si Mendizábal resiste, no todo está perdido. Hay que evitar que la Historia se quede sin tiempo como un ajedrecista en apuros de reloj.