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Pocos temas tienen una mayor actualidad que la vacuna covid, probablemente todos en algún momento hemos hablado de ella y aunque parezca que lo sabemos todo, también dudamos y muchas preguntas aparecen sin respuesta e incluso el negacionismo no vacila en descalificarla. Los profesionales ... han explicado sus grandes beneficios, no hace falta ser demasiado perspicaz para darse cuenta de ellos, la actual vacuna no evita la infección, pero amortigua claramente la gravedad de esta enfermedad. Conocer su historia nos ayudará a entender algunas cosas y potenciar el rigor de la ciencia.
Quiero recordar aquí la historia de la vacuna, dónde y cómo nació y hablar de sus beneficios en el tiempo. Es de justicia rememorar su condición como fármaco preventivo y, como médico, declararme deudor de esta terapia que ha librado a la humanidad de las grandes pandemias.
Todo empieza en el Condado de Gloucesterhire inglés en la última década del siglo XIX. Allí un observador y clarividente médico rural, el doctor Edward Jenner, contemplaba impotente el azote de la mortal viruela en su comunidad, esa devastadora enfermedad endémica en la Vieja Europa, que se extendía periódicamente en forma de epidemia, matando a millones de personas. De cada tres, uno moría y el sobreviviente quedaba con cicatrices deformantes para toda la vida.
Jenner observó que las mujeres, ordeñadoras de vacas, desarrollaban erupciones o exantemas en sus brazos y manos similares a los de la viruela y las mismas se veían en las ubres de las vacas. Se dio cuenta de que esas ordeñadoras nunca enfermaban de la viruela mortal. Concluyó que había dos tipos de viruelas y quiso entender que la viruela de la vaca o 'vacuna' protegería, de alguna manera, a las personas de la viruela mortal.
Se activó su mente científica entendiendo que la vaca podría ser terapéutica y, tras muchas reflexiones, el 14 de mayo de 1796 inoculó al niño de 8 años James Phipps con el pus (cow-pox) extraído de las pústulas de la ordeñadora Sarah Nelmes. Phipps desarrolló la erupción cutánea de las ordeñadoras y curó sin contratiempos en pocos días. El 1 de junio inoculó al niño la linfa de la terrible viruela y tras días de angustia... no enfermó. Jenner pletórico, en 1798, publicó su experiencia como 'Examen de las causas y los efectos de la Variolae Vaccinae'. Sin entender los actuales conceptos de inmunidad, había desarrollado la primera vacuna.
También en aquel momento emergió el negacionismo, y fue virulento. Se publicaron viñetas en los periódicos con Jenner como un diablo o un monstruo, matando niños, convirtiéndolos en bovinos o deformándolos satíricamente. Se le llamó embaucador, mentiroso, pesetero, asesino y se editaron laminas desaconsejando la vacuna como causa de muerte. A las madres les dijeron que el médico mataría a sus hijos.
No se desanimó Jenner y ese mismo año se reanudan en Inglaterra las vacunaciones brazo a brazo con éxito. Se extraía el pus de un paciente y se inoculaba en otro. En Europa continúan las vacunaciones y en 1800 el doctor Francesc Piguillem, inocula ya en España. Norteamérica continua el proceso y aquel primer mundo es vacunado. Y aquí recordamos la gesta española de la 'Expedición Filantrópica de la Vacuna', que entre 1803 y 1812, inoculan a la América española, Filipinas y diferentes lugares del Pacífico de dominio inglés, portugués e incluso a Macao en China.
Es una de las grandes gestas españolas de la sanidad, y es de justicia recordar a sus protagonistas; los Dres Balmis, Salvany, Grajales y Gutiérrez Robredo, los practicantes de cirugía; Pastor Balmis y Lozano, los enfermeros; Bolaños, Pastor y Ortega y a la admirable Isabel Zendal, rectora de la Casa de Expósitos de La Coruña, que cuidó como una madre a los 22 niños huérfanos que sirvieron de portadores de la viruela.
De todo esto se extrae una consecuencia; la viruela, la enfermedad que mató a 300 millones de personas, fue vencida. El último caso de contagio natural se diagnosticó en octubre de 1977 y en 1980 la OMS certificó la erradicación de la enfermedad.
Otras muchas pandemias castigaron a la humanidad durante siglos, el sarampión mató a 200 millones, la poliomielitis, la asesina difteria, el tétanos, la tosferina, la tuberculosis, se beneficiaron de sus correspondientes vacunas y algunas de esas enfermedades fueron erradicadas y más recientemente las vacunas se convierten en la mejor arma para luchar contra la neumonía, la enfermedad meningocócica, la varicela, el papiloma humano, el tifus endémico, la gripe o la hepatitis. El reciente brote epidémico en 2014 de ébola, que causó 10.000 muertos, también se ha beneficiado de esta terapia.
Todas estas enfermedades asesinas que diezmaron al mundo fueron combatidas con las vacunas y gracias a ellas han sido prácticamente erradicadas o controladas. La evidencia actual referida a la pandemia del covid es objetiva. Los vacunados resisten a la enfermedad con más solvencia y el único camino es la vacunación masiva. La historia que nos dice de dónde venimos también nos ayuda a buscar el mejor camino.
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