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Historias de la puta mili

Todo eran suposiciones en el servicio militar, puesto que no podía probarse el valor del soldado, pero en la política se conoce pronto quién es quién

Viernes, 10 de enero 2020, 07:14

Quienes tenemos la edad suficiente para conocer de primera mano el Servicio Militar Obligatorio, y vivimos directamente esas 'Historias de la puta mili' nacidas en ... cómic de la mano de Ivá y llevadas a la televisión y al cine, recordamos cómo la licencia nos llegaba con la entrega de una cartilla, que primero fue verde y después blanca, en la que se consignaban las andanzas de soldado de cerca de una veintena de meses. Muchos reclutas adelantaban su entrada en el Ejército para ganarse el derecho a elegir destino a cambio de permanecer de uniforme un tiempo más. La tropa se formaba con forzosos y voluntarios, aunque esto no tenía otro efecto que la duración de la estancia en filas. Santander contaba con dos cuarteles, el del Alta, oficialmente Regimiento Valencia de Defensa ABQ, especializado –es un decir– en la guerra atómica, biológica y química, y el de Campogiro, el Depósito de Sementales de La Remonta (los sementales eran los caballos), con ejemplares muy solicitados por su alta calidad.

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