Homenaje y exigencia

No es la primera vez que escribo algo sobre el Palacio Municipal -familiarmente, La Casona-; también cientos de veces al pasar por el Bulevar no puedo evitar un sentimiento de pena al contemplar su progresivo deterioro y ruina. Es cierto que las herencias compartidas suelen ... ser conflictivas. El refrán lo dice: unos por otros..., y ya se sabe. En cierto modo ¿no seremos culpables todos los torrelaveguenses de esta incuria o desinterés? De vez en cuando no faltan voces críticas, pero ¿no tendremos que ser más exigentes con quienes son representantes de los intereses comunes del municipio? Hoy, en contrapartida, nos recompensa este homenaje que por iniciativa de 'Amigos de Torrelavega' ha sido tributado a don Luciano Demetrio Herrero en la Casa de Cultura. Espero que el libro sobre la figura y la obra de don Luciano, escrito por José Ortiz -historiador riguroso y bien documentado-, pueda despertar la conciencia de muchos ciudadanos ante la situación en que se encuentra una de nuestras joyas arquitectónicas, cuyo valor como bien de interés cultural trasciende los límites municipales. El palacio comenzó a construirse en 1888 sobre unos terrenos que don Luciano había heredado de un tío suyo con el deseo de construir su residencia familiar. El arquitecto fue don Joaquín Rucoba, natural de Laredo; era un célebre profesional con una obra bien reconocida como el Ayuntamiento de Bilbao, el Teatro Arriaga, aparte de sus edificaciones en Málaga -plaza de Toros, parque de Málaga-, ciudad en la que era arquitecto municipal y una calle lleva su nombre. Quizás son pocos los que conocen el nombre del autor de nuestra Casa Consistorial. Adquirida en 1925 por 275.000 pesetas, el nuevo ayuntamiento fue inaugurado el 24 de enero de 1926. ¿En qué condiciones celebraremos su cercano centenario?