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Cuando la mente y la lengua se alborotan en la orgía de la confusión, también surgen obras de arte. La Fundéu BBVA ha querido rescatar algunas de ellas con el honorable fin de fomentar el correcto uso de nuestro idioma. Por eso ha organizado ... un campeonato mundial de lapsus lingüísticos en Twitter donde una simple letra es capaz de cambiar el sentido de una frase y convertirla en el detonante de una carcajada. Una de ellas fue la que comenzó a señalar la fama de Jesús Gil. ¿Recuerdan su enfrentamiento con Quique Setién acusando al futbolista, entonces del Atlético de Madrid, de comportarse de forma «ostentórea» (por ostentosa) con sus acompañantes femeninas?
El resto de ocurrencias orales espontáneas incluidas en el concurso fueron la de tener mucho dinero y nadar en la «ambulancia» (por abundancia); gustar que lo miren, estar en el «candelabro» (por candelero); encargarse de todos los «preservativos» (por preparativos) de la boda; estar metidos en una auténtica «aborigen» (por vorágine) de trabajo; coleccionar sellos porque es muy «sifilítico» (por filatélico); exclamar qué calor cuando estamos en plena «calígula» (por canícula); las maldades de una lengua «verpertina» (por viperina); tomar algo en pequeñas «diócesis» (por dosis); ser lo opuesto a él, su «antílope» (por antítesis); no saber si le dio un mareo o una «linotipia» (por lipotimia); presentarse por la «circuncisión» (por circunscripción) electoral de su pueblo; ver los programas de televisión con la antena «diabólica» (por parabólica) y estar «sórdido» (por sordo) como una tapia.
Tras una dura competición, dos llegaron a la finalísima: sufrir un doloroso cólico «frenético» (por nefrítico) y la ganadora, atribuida al alcalde de Barcelona de los años 30, Juan Pich y Pon, famoso por sus dislates lingüísticos que en su honor por allí se llaman 'piquiponadas', y que un buen día, imaginamos que con cierto tono de orgullo, dijo que «en la Rambla de Cataluña han abierto un restaurante con luz 'genital' (por cenital)». Sin duda, la luz de la letra no entra mejor con sangre, como decían los romanos. Mejor con risas de frases antológicas.
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