Ideología y estado de ánimo

El ascenso efectivo de Vox en las elecciones territoriales, y su reflejo en las encuestas posteriores al desencadenamiento de la tórrida crisis interna en el ... PP, muestra perfiles similares a la irrupción de Podemos, hace cinco años, en la política nacional. Ciudadanos fue al PP lo que Podemos fue en su momento al PSOE. Hablaríamos en todo caso de desafección de las bases hacia los dos grandes partidos, más que de un embrión de nuevas ideologías capaces de poner en un brete el futuro de los 'grandes'. La suave pero constante caída de la extrema izquierda viene a confirmarlo. Seguramente, la misma vía de ida y vuelta tendrá en su viaje la extrema derecha. Hasta que Pedro Sánchez logró ser abiertamente aceptado por unas bases divididas, zurcir los desgarros internos, y rearmar a sus militantes y simpatizantes, el partido de Iglesias representó una amenaza que se ha ido diluyendo. Igualmente, el desafecto de los primigenios votantes del PP se ha reconducido hacia Vox por una razón simple: expatriarse temporalmente en el partido de Arrimadas ya no es posible. ¿Cuál es el motivo, pues, del nacimiento de formaciones como Podemos, Ciudadanos o Vox, su auge y posterior decadencia? Posiblemente porque mas que partidos políticos son valores-refugio que nacen y crecen merced al estado de ánimo de los votantes. La sociedad está desorientada por la situación económica, los efectos de una pandemia, desastrosamente gestionada, y los malabares políticos -internos y externos- del PP y del PSOE en los últimos años, lo que ha conducido a los ciudadanos, viajeros en múltiples crisis, al desconcierto y a la confusión. No es lo mismo la ideología que el estado de ánimo. Ni Podemos es estalinista ni Vox hitleriano. Por eso hemos asistido a meteóricas subidas de partidos como Podemos o Ciudadanos -ahora de Vox- y a sus precipitadas caídas. La velocidad con la que se están produciendo los acontecimientos, con actitudes y hechos contradictorios, está obligando a los ciudadanos a cambiar su voto con la misma celeridad. De alguna manera, estos partidos nacidos del descontento, han sido la respuesta a los vicios y malos hábitos de 'la casta' de la derecha y la izquierda. También, estos nuevos partidos, que intentaban implementar métodos contrarios a la 'vieja política', han caído en sus mismo defectos, estableciendo luchas cainitas por el control de sus respectivos aparatos. ¿Qué pasará con Vox? Su repentino ascenso, debería interpretarse, no como un voto contra la izquierda, sino contra la cúpula del PP y su controvertida gestión. Si el partido de Abascal seguirá la misma senda de ascenso/caída de Podemos o Ciudadanos, se sabrá solo cuando el Partido Popular logre rearmarse y devolver la confianza y la ilusión a sus tradicionales, y hasta ahora, fieles votantes.