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Lo que Putin está exigiendo como contrapartida a poner fin a la invasión de Ucrania es que la OTAN dé marcha atrás respecto a su política de los últimos 30 años. Lo que la OTAN está viendo es la oportunidad de culminar su plan de ... acoso y derribó de Putin. Las cosas así, no veo una solución inmediata al conflicto. Como mucho podría llegarse a una fórmula de armisticio que consagre la partición de Ucrania en Ucrania occidental versus Ucrania Oriental, a la manera en que se dividió Alemania al comienzo de la Primera Guerra Fría (I GF). Es decir, estamos al inicio de la segunda (II GF).
Una guerra fría que, vistos los últimos acontecimientos, se desarrollaría en dos frentes: Europa y China. Ya fue así en la I GF, hasta que Nixon-Kissinger consiguió descolgar a China. Lo cual permitió a Estados Unidos concentrarse en Europa, y ganar dicha guerra ¡20 años después! Estoy convencido de que hoy Occidente se daría con un canto en los dientes si la II GF obtuviese el mismo resultado. Solo que hoy tenemos a una China muy distinta (primera/segunda economía mundial, según como se mida, y 1.500 millones de habitantes) llevando la voz cantante; con Rusia (una economía como la de Italia y 140 millones de habitantes, pero la primera fuerza nuclear mundial) en segundo término. En el supuesto negado de que un nuevo tándem Nixon-Kirchner consiguiera convencer a Rusia de que se baje del carro, habría que desgastar a China ¡otros 20 años!
Sin embargo, parece que Estados Unidos está preparándose para repetir la hazaña. Ningún imperio de la historia ha cedido el cetro por las buenas, todos han muerto matando. Los americanos no podían ser menos, solo que la «destrucción mutua garantizada» en una nueva guerra mundial hace que se haya optado por la guerra fría. Fue así a partir de 1947 y lo ha empezado a ser en 2022. La guerra de Corea empezó tres años después, la de Ucrania ha sido el pistoletazo de salida de la segunda. Excepto que Ucrania se encuentra en Centro Europa; lo que ha hecho que la Uniön Europea, que andaba deshojando la margarita respecto a su política de defensa (seguir bajo el paraguas de Estados Unidos/desarrollar una defensa autónoma) haya encontrado en Ucrania la determinación para agarrar el toro por los cuernos y decidir que, en un nuevo orden mundial basado en el equilibrio de bloques de poder, lo juicioso es que Europa forme su propio bloque. Una vez hecho esto podría seguir en la OTAN; pero ocupando una posición de igual a igual respecto a Estados Unidos, lo que ahora no es el caso. Como lo demuestra el hecho de que Rusia hable con Europa, pero solo quiera negociar con los americanos. En una política de bloques puede haber una primera potencia; pero ninguna fungirá de potencia hegemónica porque la suma de las otras dos siempre será superior a la primera. Lo cual pone a las tres en plano de igualdad.
Estados Unidos no ganó la guerra de Corea y, si descontamos la actual propaganda de guerra, probablemente le ocurra lo mismo con la de Ucrania; pero ello en absoluto significa que no vaya a ganar la II GF como ganó la I GF. Hay dos factores que lo avalan. El discurso trumpista sobre 'América primero' ha sido retomado por un Biden en esteroides. Mientras el de Trump no ha pasado de ser un eslogan electoral para seguir alimentando su campaña permanente; Biden está desarrollando todo un plan para llevarlo a cabo, bajo la consigna de 'Reconstruir [América] mejor'. En su reciente discurso en el Congreso sobre el 'Estado de la Nación', con inequívocas tonalidades nacionalistas que pusieron en pie aplaudiendo a rabiar hasta a los republicanos, explica cómo el billonario proyecto de reconstrucción de las muy deterioradas infraestructuras –carreteras, puentes, etcétera– es en realidad un plan para reconstruir el tejido industrial. El plan exige que todos los proyectos sean realizados de principio a fin con materiales y por empresas nacionales; esto hará que se duplique el costo del proyecto, pero es un clavo decisivo en el ataúd que enterrará la globalización.
El segundo factor ha sido la resurrección de la Alianza Atlántica para combatir a la que se podría caracterizar de Alianza del Pacífico (China-Rusia). Si unimos a esto que la UE también tiene un plan billonario para la reconstrucción del tejido industrial europeo, tenemos que la división del mundo en dos bloques enfrentados va a ser poco menos que inevitable. Qué bloque terminará ganando la II GF es una incógnita que probablemente tarde en despejarse. Lo que sí podemos afirmar es que el entierro de la globalización será un paso atrás en la dinámica de cooperación pacífica internacional que tan espectaculares resultados ha dado en los últimos 30 años.
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