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Bueno, pues ni tan mal. Con cabalgata o estáticos, por tierra, mar o aire, un año más los Reyes Magos visitaron nuestros pueblos y ciudades. Como vinieron se han ido. Aquí han quedado las ilusiones colmadas y los renovados deseos de felicidad en un ... mundo mejor. Relata el Evangelio de San Mateo, que estos sabios astrólogos, un día ya muy lejano, sorprendieron con sus inesperados presentes -incienso, oro y mirra- la humilde casa de Nazareth en la que vivía con sus padres un niño llamado Jesús. ¿Cómo sería la turbación y desconcierto de aquella familia ante las riquezas orientales que les entregaban? Asombrados y mudos. Nuestra patria y los países con raíces hispánicas mantienen en la inocencia de los pequeños ese mensaje de esperanza del Evangelio. Aún en circunstancias más difíciles estuvieron los Magos.

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