Secciones
Servicios
Destacamos
Fue uno de los grandes pioneros en la heroica tarea de romper en nuestro país los discursos oficiales de la izquierda biempensante y de la corrección política; de salir en una tele, la de inicios de los años 80, defendiendo las corridas de toros y ... a autores falangistas, como Agustín de Foxá o Rafael Sánchez Mazas, sobre los que flotaba un tácito velo de silencio. Y se mantuvo en esa tónica hasta el final de sus días. Por eso seguía dando coletazos en los medios con más de ochenta años. En una época marcada por la corrección política, la revisión presentista del pasado, la llamada memoria histórica, la cultura de la cancelación y el lenguaje inclusivo, Sánchez Dragó decía lo que le daba la gana. Eso es lo que a uno le ganaba de él y le resultaba simpático aunque muchas veces, por no decir todas, no estuviera de acuerdo con las banderas que empuñaba y a menudo me pareciera arbitrario, cursi, fantasma, extravagante y hasta petulante. Nunca lo tuve por un maestro de nada sino por un populista de sí mismo, un provocador y un francotirador. Pero los francotiradores merecen un respeto en esta España en la que todo el que habla lo hace en nombre de la secta.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.