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La incultura del pelotazo

La ventaja del pelotazo es que la moral es mucho más elástica que la ley

Jueves, 21 de abril 2022, 07:18

El lunes por la noche Gerard Piqué se esforzaba ante los periodistas en argumentar sobre la irreprochable transacción con Arabia Saudí que le reportó una ... comisión de 24 millones de euros a medias con la Federación Española de Fútbol. Se le objetaba el conflicto de intereses entre un jugador de uno de los equipos implicados en el negocio (el Barça) y el presidente de todos los clubes, la selección y los jueces (árbitros) de la competición. Desahogado y desafiante, el defensa central respondía: «¿Y? ¿Dónde está el conflicto de intereses?». Luego, zanjaba el asunto, recriminando al informador: «¿Pero tú, en qué mundo vives?». Ahí está meollo. El mundo en el que vive Piqué. El mismo en el que viven Medina y su socio Luceño, unos de los muchos mercaderes de mascarillas. Como fue el mundo de los recalificadores de terrenos urbanizables; negociantes de información privilegiada o urdangarines del presupuesto público. Ese mundo en el que el dinero fácil y rápido es para el más listo; para el conseguidor. Seductores y charlatanes con la agenda llena de contactos. Los artistas del pelotazo. El de Piqué es un pelotazo posmoderno pero recuerda a los burdos tejemanejes de Urdangarín con el entonces presidente de Baleares.

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