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Indiferencia e insolidaridad

La tierra dormida ·

El virus ha aflorado la irresponsabilidad de quienes, por su propio miedo, siembran el temor

Domingo, 11 de abril 2021, 07:07

El estado de alarma ha dejado al descubierto diversos perfiles, algunos afables, y otros ruines. Las contradictorias informaciones de los gobiernos, en estos 400 ... días del 'año covid', la tibieza de algunas decisiones, la inseguridad de quienes deberían trasmitir seguridad han provocado desconcierto, cansancio y hastío, llevando a muchos ciudadanos a desarrollar el tremendo sentimiento de la indiferencia. Es un error dejar que, impasiblemente, discurran sucesos y situaciones contradictorias que nos afectan, que en otro momento nos indignarían, y que quedan ahora anuladas por la abulia. Y no hay nada peor en la vida que las cosas den exactamente igual. La indiferencia es un arma que mata ilusiones y alumbra hastío, aunque también sirve de coraza para conseguir que reboten las decepciones diarias. Es cierto que puede ser cómoda en algunos momentos, pero, se ha de tener cuidado porque, a través de ella, también se puede inocular la mentira, la perpetración, en definitiva, la manipulación, además, de conseguir que las personas sean, políticamente, manejadas más fácilmente. El antídoto es la información, la opinión y el activismo social. El infausto virus ha aflorado también el egoísmo, la insolidaridad y la irresponsabilidad, la de, por ejemplo, siembran el temor –por su propio miedo– inyectando desconfianza sobre la efectividad o el riesgo de las vacunas, más insensato aún si proviene del ámbito de la sanidad y de la protección a los mayores. La vacunación es un medio profiláctico, pero también un acto solidario, porque cada uno de nosotros somos un eslabón de la cadena con la que se vencerá esta peste.

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