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Hemos hablado en alguna columna del colapso de los hospitales, pero lo más inmediato es el colapso de los servicios de urgencias y de las unidades de cuidados intensivos. En España hay unas 3.000 camas de cuidados intensivos, que, en condiciones normales, deberían ser más que suficientes; el problema es que las condiciones han dejado de ser normales. Y no se puede improvisar una UCI en cualquier espacio del hospital, ya que se necesita cierto equipamiento; entre otras cosas, las camas deben disponer de sistemas de soporte respiratorio.
Estos sistemas son recursos de alta tecnología, que permiten ventilar al paciente de forma automática, controlan la mezcla de gases y disponen de sensores y sistemas de alarma que controlan y alertan tanto de parámetros del paciente como sobre las funciones de la propia máquina. El ministro de Sanidad reconoció en una comparecencia que se están buscando respiradores para comprar, empresas que puedan adaptar su producción a crearlos, o directamente fabricarlos en España partiendo de cero.
En medio de esta emergencia, han surgido algunas iniciativas privadas que demuestran que en este país seguimos teniendo ingenio y creatividad, a pesar de la escasa inversión en investigación e innovación.
Un grupo de jóvenes ingenieros de Barcelona han diseñado un mecanismo que automatiza un respirador manual tipo AMBU, partiendo de piezas recuperadas de electrodomésticos y del motor del limpiaparabrisas de un coche. Los planos e instrucciones de montaje se pueden descargar libremente de la página web https://oxygen.protofy.xyz/es/. Por supuesto, su utilización requiere de la supervisión de personal sanitario.
Un poco diferente es la propuesta de 'Reesistencia Team', un grupo de voluntarios asturianos que están trabajando en respiradores fabricados con impresoras 3D. Son aparatos algo más sofisticados, que comparten la idea de automatización del AMBU. También trabajan con la misma filosofía del código abierto, de manera que se pueden descargar libremente los planos para ir fabricando a bajo coste las piezas en cualquier impresora 3D, para luego donar los aparatos a los centros médicos.
Donde no llegan los recursos, la creatividad puede conseguir resultados extraordinarios. Si seguimos colaborando así, este virus lo paramos entre todos, seguro.
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