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El escándalo de que un presidente del Gobierno de España esté jugando con el dinero de todos los españoles para comprar los apoyos políticos que le permitan seguir, un día más, al frente del ejecutivo, alcanza en Cantabria proporciones mayúsculas por el comportamiento del líder ... de los socialistas cántabros, Pablo Zuloaga. El pacto fiscal que Pedro Sánchez ha ofrecido a Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) para comprar su apoyo a la investidura de Salvador Illa implica establecer un régimen tributario de privilegio en una región de España a costa de todas las demás. Es decir, se compran votos a costa de la sanidad, la educación, las carreteras y los servicios públicos de los extremeños, los asturianos y los andaluces. También de los cántabros.
Un estudio de la Universidad de Cantabria publicado por El Diario Montañés estima que la pérdida de recursos para las finanzas de Cantabria podría alcanzar los 600 millones de euros al año. En el resto de las regiones el perjuicio es parecido. La diferencia es que, mientras los dirigentes socialistas de Castilla-La Mancha o Asturias, en el gobierno, o de Extremadura y Andalucía, en la oposición, han manifestado sus discrepancias, sus reservas o al menos su silencio, en Cantabria el secretario general de los socialistas, Pablo Zuloaga, se ha apresurado a aplaudir la medida y a encomiarla. No le importa Cantabria: sólo hacerle una gracia a Pedro Sánchez. Quizá se deba a su debilidad como líder político regional y a las dudas acerca de su futuro. ¿Quién sabe? En cualquier caso, una deslealtad más de Zuloaga hacia su tierra.
Sánchez pacta con el cuarto partido de Cataluña las finanzas de todas las comunidades autónomas de España. Y lo hace sin escucharlas. Se dispone del dinero de todos, sin preguntar a nadie. Esa es su manera de comportarse. Esa es su arrogancia. Esa es su manera despótica de gobernar. Cada día que pasa con este hombre al frente del Gobierno de España, es un drama más para este país.
Dice que es un gran paso para la federalización de España. La pregunta que habría que hacerse es: ¿quién ha decidido la federalización de España? ¿En qué acuerdo parlamentario, de qué urnas ha salido ese mandato? ¿Quién ha votado esto? ¿Se le ha preguntado alguna vez a los españoles si están a favor de la federalización de España? Porque los españoles no hemos votado eso nunca. En las últimas elecciones celebradas el 23 de julio de 2023, los compromisos eran otros. Se les ha dicho a los electores una cosa y al día siguiente de contar los votos se ha procedido a hacer todo lo contrario. Nadie votó nada de esto y el resultado es que, más allá de abrir un proceso de federalización de España, lo que está en marcha es una operación para descuartizar este país en pedazos. Efectivamente, las Cortes Generales están legitimadas para promover las leyes, pero la realidad es que estas Cortes no se eligieron para eso. Al revés, se eligieron con el compromiso de que nunca se haría nada de todo lo que se está haciendo.
En cualquier caso, Pedro Sánchez ha decidido meter la mano en la cartera de los españoles para comprar su continuidad al frente del Gobierno de España. Primero pactó que el Estado, es decir, todos, se haría cargo de los 15.000 millones de deuda de Cataluña. Ahora pacta un régimen fiscal de privilegio para una sola región, que recaudará todos los impuestos y se quedará con ellos. Es decir, sobre financiar a una región a costa de las demás. Se hace sin consultar a nadie. Nada de esto se ha planteado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde están representadas todas las comunidades autónomas. Solo se ha consultado a las bases de un partido minoritario de una región de España. ¿Y vamos a consentir que un puñado de afiliados de un partido decida el futuro de la financiación de todo un país? Sería un auténtico escándalo.
En Cantabria, todos los partidos están en contra, pero Pablo Zuloaga ha decidido desmarcarse de manera ignominiosa, vergonzosa y hasta ridícula. Aplaude de manera desaforada. Se tira al suelo. Se arrastra. Como dijo la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, da vergüenza ajena. La imagen que estamos viendo estos días por parte de Sánchez y por parte de los dirigentes socialistas de Cantabria es muy clara: Sánchez, comprando a los catalanes; Zuloaga, vendiendo a los cántabros.
Zuloaga es desleal. Muy desleal. Todo el que le conoce lo sabe. Pero lo que está haciendo con la financiación de la Autonomía de Cantabria es de una deslealtad tan inconmensurable, que con toda seguridad recibirá el reproche de la sociedad cántabra. Incluso los electores más próximos ideológicamente al Partido Socialista tendrán que preguntarse si Cantabria merece tener dirigentes de este tipo. Muchos, muchos en Cantabria, consideran que no: que, actitudes como esta, no pueden aceptarse de ninguna manera.
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