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Conseguir la inmunidad frente al coronavirus es la esperanza de la mayoría de la gente, bien sea a través de la vacuna, bien por haber pasado la enfermedad, a ser posible sin presentar síntomas. Con los resultados del estudio de seroprevalencia en la mano, ... las esperanzas han perdido consistencia. No sólo ha quedado claro que la soñada inmunidad de grupo está muy lejos de nuestro alcance, de momento; es que además nos hemos encontrado con que los anticuerpos pueden desaparecer del organismo.
Sin embargo, no debemos precipitarnos al sacar conclusiones de estos datos. Por una parte, hemos aprendido que haber pasado algún catarro puede proporcionarnos cierta inmunidad, es la llamada inmunidad cruzada. Eso indica que los linfocitos del sistema inmune son capaces de reconocer algún fragmento del coronavirus, por haber estado en contacto con otros virus de la misma familia, con los que comparten una parte importante del genoma. Todavía es necesario que se realicen pruebas y aparezcan trabajos para determinar si esa reacción cruzada protege realmente, o si la gente que la presenta no desarrollará una forma grave de la enfermedad.
Por otra parte, sabemos que la inmunidad no depende exclusivamente de los anticuerpos. El sistema inmune tiene dos métodos de lucha contra los virus, uno sería el de los anticuerpos, que sirven para eliminar el virus circulante; pero existe también una respuesta celular, que elimina las células infectadas, las que están fabricando nuevos virus.
Los dos tipos de respuesta inmune son igualmente importantes para el organismo, ya que el mecanismo de actuación de los virus es variable. Unos infectan a las células y liberan cantidades enormes de réplicas suyas con mucha rapidez, estos virus son más susceptibles al ataque de los anticuerpos, producidos por los linfocitos B. Otros virus, sin embargo, pasan de una célula a otra atravesando la membrana sin circular por el exterior, como hace por ejemplo el de la viruela. Todavía no sabemos a ciencia cierta la forma de actuar del SARS-CoV-2, pero virólogos como Margarita del Val apuntan al segundo tipo. En ese caso, sería más relevante la inmunidad celular, la que ofrecen los linfocitos T. Estos linfocitos también tienen memoria, por lo que es posible estar protegido frente a infecciones sin presentar anticuerpos en los análisis de sangre.
No hay que perder la esperanza cuando leemos alguna noticia que nos parece negativa, todavía se necesitan muchos estudios para conocer en profundidad al coronavirus.
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