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Dos fenómenos aparecen con fuerza en el paisaje sociológico y político de España: La inseguridad de las personas frente a la delincuencia, que crece a una velocidad inusitada, y la fuerza que cobran los movimientos populistas en el universo político. El populismo tiene la capacidad ... de teñirse con cualquier color, lo mismo aparece en la extrema izquierda que en la diestra más radical. El mecanismo es idéntico a uno y otro lado del abanico ideológico: aprovechar los fallos del orden democrático para cuestionar, de forma integral, la legitimidad del propio gobierno del pueblo. Lo que de otra forma se define como ofrecer recetas simples para problemas complejos.
Una primera reflexión debe realizarse sobre la retroalimentación de la inseguridad y el populismo en paralelo. Cuanto más se incrementa la inseguridad más aumenta el prestigio del populismo, que ilumina con fuerza una situación que agobia a la población y que no parece difícil de atajar. Los más reputados analistas políticos y expertos sociólogos coinciden en que en la desatención de los políticos, de los partidos tradicionales, hacia los problemas que generan inseguridad, reside una de las causas de la fortaleza de los partidos populistas.
Las informaciones que aparecen en los medios de comunicación son un fiel reflejo de la realidad, a pesar de los métodos del gobierno español, para informar con sordina y tacañería acerca del día a día en la actividad delincuencial. Crecen de forma imparable las ocupaciones ilegales de viviendas, se incrementan los hurtos y robos y se asienta como una moderna corriente la violación grupal, perpetrada por hombres cada vez más jóvenes.
La ausencia de medidas para reducir los delitos alimenta el populismo, ya que es no posible explicar a un español medio determinadas situaciones.
La ocupación de viviendas es un delito con consecuencias expansivas. Cuando se entra en una casa sin contrato de alquiler no solamente se pone en solfa el derecho a la propiedad, sino que muy pronto los vecinos comienzan a sufrir los efectos de ese grupo de personas, que no respetan las mínimas normas de convivencia y que actúan con la libertad de que los daños que causen en los pisos ocupados no les afectan. Cuando se marchen será el dueño quien deba hacerse cargo de los desperfectos.
Los políticos no pueden explicar, a una persona con sentido común, esta situación de impunidad. ¿No es posible modificar la ley para permitir el desalojo inmediato de quienes han usurpado una vivienda sin ningún derecho? Los grupos organizados que entran en pisos ajenos buscan resquicios legales para prolongar su estancia y ver si antes logran que el dueño les pague una cantidad de dinero para marcharse. Pura extorsión.
En ocasiones falsifican burdamente un contrato de alquiler para que policía y guardia civil no puedan sacarles del inmueble ¿Por qué no se detiene a quienes presentan un falso contrato de alquiler y se les acusa de falsificación y estafa? ¿Tan complicado es que el dueño del inmueble demuestre que la firma del contrato de alquiler es falsa? Cuando el gobierno permite estos abusos se alimenta el populismo y se asfalta el camino hacia el radicalismo.
La proliferación de delitos menores, como los hurtos, el robo mediante la rotura de puertas o escaparates, es otra fuente de inseguridad. El último caso ocurrido en Santander, que ha logrado pasar el filtro del silencio, es un ejemplo del mal funcionamiento de la legislación y de la actuación gubernamental. Un joven inmigrante, de origen marroquí, destroza varios comercios en Santander para robar. Cuando es identificado y detenido se comprueba que ya había cometido otros delitos más graves, como la agresión sexual a una joven turista británica en los jardines de Pereda, y pesaba sobre él una orden de expulsión a su país de origen. ¿Por qué no se cumplió la orden? ¿Cuál es la razón por la que tras un suceso que genera alarma social seguía en libertad y en España?
Determinadas grietas del sistema, que son fácilmente subsanables, causan grave daño y alimentan los partidos populistas. Una forma segura de defender la democracia y de frenar el crecimiento de grupos que ofertan soluciones mágicas es modificar la legislación y activar los mecanismos policiales para que se repriman las acciones ilegales y se actúe, con rapidez y proporcionalidad, contra quienes infringen las leyes.
Para que el populismo desaparezca, lo primero es eliminar el sustrato del que se alimenta. Disponer de una legislación basada en la realidad y en el sentido común para poner punto final a una situación difícilmente comprensible.
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