Inserción e implantación
CANTABRIA POSITIVA ·
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CANTABRIA POSITIVA ·
Hay que concebir no lo que España tiene que hacer en Cantabria, sino lo que Cantabria tiene que hacer en España, entendida como una España europeaJulián Marías Aguilera (Valladolid, 1914-Madrid, 2005) fue uno de los jóvenes filósofos que acudieron con entusiasmo a los primeros cursos de la recién fundada Universidad Internacional de Verano en La Magdalena. Estudiante aplicado, tomaba apuntes de todo y rogaba a los profesores que no ... hablaran demasiado rápido. La guerra civil trastornó aquellas trayectorias y a Marías, católico republicano y discípulo de Ortega, le supuso tener que desarrollar su vida intelectual en España, pero lejos de las estructuras académicas españolas, aunque era un pensador reclamado, y publicado, en Estados Unidos, Hispanoamérica, Portugal y muchos países occidentales. De bastantes sabios profesores que entonces ocuparon las cátedras hoy no recordamos ni nombres ni obras apenas. El estado deja archivos, pero solo el espíritu deja huella. La que fue reconocida a Marías por el Premio Menéndez Pelayo en 2002.
Hoy quiero recordar una distinción que, desplegando ideas previas de Ortega (el autonomismo de 'La redención de las provincias'), expuso Marías en una de sus obras para mí capitales: 'La estructura social'. Y es que las filosofías que parten del hecho de la vida suelen correr raudas a la sociología: pues la vida es siempre vida en sociedad, en comunicación, vivencia es con-vivencia. Y el filósofo acaba hablando de generaciones, crisis, jerarquías, épocas, imperios y revoluciones.
Al tratar de los niveles de comunidad, Marías explica el surgimiento en la Edad Moderna de las naciones (España la primera, luego Portugal, más tarde Francia e Reino Unido) como sujetos fundamentales de la historia. Este nivel tiene por debajo la 'región'. La región es un espacio de inserción de la persona en la vida nacional. Nadie es español sin más: ser andaluz, o castellano, o valenciano, o cántabro es el modo de ser español en cada caso. Frente a las vigencias fuertes (normas, modos de sentir, concepción del mundo) que emanan de la pertenencia nacional, las regiones tienen vigencias menores, 'costumbres' y tradiciones, miran hacia el pasado. A su vez, hay un nivel superior a la nación, que es Europa. Esta preexistía a las naciones, por el sentido global de la cristiandad y la común herencia grecolatina. Las naciones son vehículos de implantación en esa común civilización europea.
La región no puede suplantar a la nación como instrumento de implantación en Europa. Y tampoco esta puede sustituir aún a las naciones como sujetos de integración. Esto, que parece algo abstracto, se puede hacer aterrizar de inmediato en nuestra situación presente: el punto de articulación de nuestros planes regionales de recuperación con los programas europeos de reanimación económica es el sujeto nacional, el nivel central de nuestra administración. La cuestión es, entonces, qué nos cabe esperar del 'trabajo' realizado sobre ese punto de articulación en los últimos dos años. ¿Cuál es el rendimiento de nuestro peculiar modo de inserción en lo nacional? ¿Cuál la implantación cántabra en Europa a través del vehículo España?
Marías veía en las regiones «el sustrato arcaico de la nación», mientras que la «dimensión programática» nacional residía en su condición europea. Aquí llevo varios años animando a concebir no lo que España tiene que hacer en Cantabria, sino lo que Cantabria tiene que hacer en España, entendida como una España vocacionalmente europea. Pero hay que persuadirse de ese cambio de método, tarea colectivamente pendiente.
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Ana del Castillo
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