Invertir en infraestructuras

Asimismo, la contribución nacional y creación de riqueza local a través de la inversión en infraestructuras es máxima para España ya que requiere las mínimas importaciones (sólo el 9%) en comparación con las mayores y, en algunos casos, fuertes importaciones necesarias para otros sectores productivos clave.

Por nuestra parte, los ingenieros de Caminos venimos prestando nuestro apoyo y colaboración a todas las administraciones públicas de nuestro país, de manera más intensa en relación a los sectores a los que estamos más vinculados -Obras Públicas, Transportes y Movilidad, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad-, pero, al mismo tiempo, queremos ofrecer a nuestro Gobierno regional la total disposición a participar en los grandes objetivos en los que las instituciones debemos implicarnos para superar la crisis sanitaria que padecemos y, de manera muy significativa, en el proceso de reconstrucción económica.

España sigue necesitada de infraestructuras de todo tipo. La crisis del Covid-19 ha puesto el foco en la carencia de 'camas' que padece nuestro sistema de salud. Los números dicen que otros países europeos tienen mayor número de camas por número de habitantes y eso, entre otros factores que no vienen al caso, parece que ha marcado la diferencia en la gestión de la crisis en términos de capacidad de respuesta. Cabe deducir, por tanto, que aún quedan hospitales por construir o reformar y ampliar para llegar al ratio óptimo de camas por habitante que pueda dar respuesta a futuras crisis de este tipo.

Apuntamos, de forma no exhaustiva, la importancia de otras muchas infraestructuras que nos permiten que nuestro día a día transcurra sin sobresaltos: el tratamiento de las aguas que bebemos, la depuración de las que vertemos, la gestión de los residuos que generamos, los centros logísticos sobre los que pivotan los abastecimientos de bienes que necesitamos, las nuevas necesidades de movilidad a las que nos enfrentamos, que suponen el rediseño de los sistemas de transporte colectivo y las infraestructuras que los soportan (estaciones de ferrocarril y autobús, puertos y aeropuertos). Los retos que se derivan del cambio climático que afectan a la protección de nuestras costas, cauces fluviales, zonas de abrigo y operación portuarias, y otras muchas amenazas que aun hoy estamos evaluando, también requieren de inversión y, en consecuencia, serán generadores de empleo y movimiento económico.

No podemos olvidarnos de la necesidad del mantenimiento de todo lo construido. Las obras envejecen y necesitan ser conservadas, mantenidas y rehabilitadas. La fuerte inversión en nuevas infraestructuras que ha llevado a cabo España en los últimos cuarenta años se ha traducido en un importante parque de bienes que tienen que ser revisados y reparados, si fuese oportuno.

Y todo esto lo hacemos las personas individuales con nombre y apellidos, profesionales, pequeñas, medianas y grandes empresas. En definitiva, consumidores que compramos en el pequeño comercio local o en la gran superficie, que comemos en los bares de la zona donde ejecutamos la obra, y que, también, pagamos nuestros impuestos que retroalimentan todo el sistema. No caigamos en lo demagógico y pensemos que la construcción es el medio de enriquecimiento de unos pocos. Seamos conscientes de que la construcción es el medio de vida de muchos que, además, viéndolo a la inversa, ofrece el beneficio colateral de mantener el país en marcha.

Invirtamos en infraestructuras necesarias para mejorar la competitividad de sectores clave como el turismo o la exportación. La colaboración público-privada será una de las claves para reconstruir la economía española

Esta visión estratégica de apuesta por las infraestructuras debe volver a España en un modelo de 'inversión sostenida' como ha prevalecido durante décadas en los países europeos de referencia de Alemania, Francia y Reino Unido en los que incluso se ha aumentado la inversión en el ciclo recesivo. Sólo de esta manera España evitará alejarse de sus niveles de bienestar social y contribuirá al crecimiento económico y más importante a la generación de empleo. En consecuencia, es necesario impulsar un esfuerzo extraordinario tendente al refuerzo y adelanto del ritmo de las licitaciones y adjudicaciones de las administraciones y de los organismos y entidades del sector público en el ámbito de la ingeniería, la obra pública y la construcción. Y, por último, con motivo de las sucesivas ampliaciones del estado de alarma decretado por el Gobierno y ante la interrupción de plazos administrativos, consideramos, como medida inmediata, que debe reactivarse, o mantenerse, la tramitación de licitaciones públicas relativas a la ingeniería y ejecución de obras, por ser estas, con carácter general, indispensables para la satisfacción del interés general y para el funcionamiento básico de los servicios. Generemos actividad económica de inmediato. Miles de trabajadores tendrán una oportunidad.