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Llego a Liendo después de tres duras semanas de DANA. De contemplar en vivo y directo el sufrimiento humano, en el peor reality show que nadie hubiera podido imaginar. Gracias a Dios existe Liendo, un valle terapéutico, de gentes tranquilas que saben más de galernas ... que de DANAS. Un refugio para el alma ante el maremágnum imperante.
Esta vez mis convecinos están revolucionados. Recogen firmas, escriben cartas y mascullan en corrillos. ¿Qué ocurre?, pregunto. Que el párroco nos deja porque el obispo de Santander lo manda a Ampuero y… no sabemos qué hacer, responden.
Francisco Rodríguez (48 años), laredano de ascendencia, físico de profesión y cura por vocación, llegó a Liendo en 2020 para ejercer su ministerio en las parroquias de Liendo, Tarrueza, Oriñón y Sonabia. Durante estos cuatro años ha revolucionado el valle como ningún antecesor había hecho. Su dinamismo, creatividad y empatía le ha hecho ganarse a todo Liendo y también a los vecinos de las localidades colindantes.
Don Francisco, como le conocemos todos, es un hombre entregado a la causa 24 horas x 7. Se levanta a las 06.30 horas y no para. No se conforma con las labores propias de su ministerio. Siempre va más allá. Y el pueblo le sigue.
Además de los sábados y domingos, celebra misa diaria en la pequeña capilla habilitada en la planta baja de la nueva Casa Parroquial. Ha condicionado la primera planta de esa misma casa para albergar a los jóvenes que acuden de otras parroquias a hacer trabajos de voluntariado.
Gracias a la ayuda desinteresada de estos grupos de jóvenes, ha pintado ermitas, limpiado de carcoma algunas de las tallas y los bancos de la iglesia parroquial Santa María de Liendo cuyas tareas de restauración, realizadas con donativos de los feligreses, ha supervisado personalmente contribuyendo así al mantenimiento de este soberbio edificio, uno de los más sobresalientes de la arquitectura barroca del Cantábrico (siglos XVII y XVIII).
Pero, además, da catequesis a los niños, imparte confirmaciones (un sacramento abandonado en Liendo por falta de tiempo o de candidatos), celebra bodas… Ha vuelto a consagrar el pueblo al Sagrado Corazón de Jesús y levantado una estatua, con dinero de mercadillos benéficos, para que nadie se olvide.
No sé de dónde saca tiempo este cura. Reparte la comunión domiciliaria entre las personas con movilidad reducida. Atiende a los enfermos en casa. Ha creado un coro con voces locales e impulsado los ensayos, en la parroquia, de otro coro Gospel que llena la iglesia de creyentes y no creyentes.
Es en sus esfuerzos por hacer atractiva la iglesia a los más jóvenes donde don Francisco ha puesto la guinda. Ha creado un grupo de ellos entre los pueblos colindantes a los que instruye y alecciona en la fe y con los que se ha ido a la JMJ y a Fátima.
Isabel Serracho
Periodista especialista en comunicación corporativa
Don Francisco tiene predilección por la JMJ. Fue en una de estas convocatorias donde descubrió su vocación sacerdotal. Cree a pies juntillas que instruir a los jóvenes en el amor de Dios no solo les cambia la vida sino que hará brotar en algunos de ellos la vocación sacerdotal. Algo importante en tiempos de escasez de vocaciones cuando la Iglesia se enfrenta, además, a un problema de relevo generacional. Nadie quiere ser cura bajo la imperancia de la cultura Woke.
El caso es que don Francisco, con su gestión participativa, ha convertido Liendo en una gran familia. Su simpatía, su sencillez y su ejemplo han servido de imán para todos.
Ahora el nuevo obispo de Santander, don Arturo Ros, llegado a Cantabria de tierras valencianas hace menos de un año, nos lo quiere quitar y dejarnos como si por Liendo hubiera pasado también una DANA. Algunos vecinos hemos intentado hablar con él, pero esta semana se encuentra en Madrid cumpliendo sus obligaciones en la Conferencia Episcopal.
El caso es que, si el Sagrado Corazón no lo remedia, para antes de Navidades don Francisco estará en Ampuero y serán, el actual párroco y el arcipreste de Laredo, los que atiendan a la parroquia de Liendo.
Liendo es uno de los pocos pueblos de la zona que no solo ha detenido la despoblación sino que ha experimentado un crecimiento demográfico. De 804 habitantes en 2000 ha pasado a 1.242 habitantes en 2023, según datos de INE y… creciendo.
Cada vez hay más familias jóvenes que se asientan en Liendo con sus hijos, más los recién jubilados que trasladan su residencia al valle. Y en las Navidades y los veranos el pueblo roza fácilmente las 5.000 almas.
Por eso don Arturo, no nos puede dejar sin este cura joven, lleno de ideas al que todos queremos y admiramos. Déjelo con nosotros. Lo prometido es deuda. No haga que estas Navidades nos sintamos en Liendo como si también por aquí hubiera pasado una DANA.
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