La izquierda se lanza a una remontada de larga distancia
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Unidas Podemos anuncia su coalición electoral en Cantabria con dos años de anticipación para rearmarse y ampliar la potencia de fuego con los grupos afines ahora dispersosDe tener la llave de la gobernabilidad a la irrelevancia o la extinción. Es el lamentable tránsito de lo que fue la nueva política en Cantabria, aunque las evoluciones son distintas. Mientras Ciudadanos se encomienda al milagro de sobrevivir todavía mantiene un apreciable capital ... político con tres diputados en el Parlamento, la cogobernanza en Santander y la vara de mando en el Ayuntamiento de El Astillero, la izquierda a la izquierda del PSOE intenta trabajosamente volver a ocupar el lugar que tuvo en el espacio de la política cántabra con Unidas Podemos como principal referencia. La dispersión, los viejos pleitos, la desmovilización, dificultan la remontada planteada a larga distancia.
Esta vez Podemos e Izquierda Unida se han dado prisa en anunciar, a través de sus dirigentes Luis del Piñal e Israel Salmón, y con dos años de anticipación, que concurrirán juntos a las elecciones autonómicas de 2023. Vienen a admitir el error cometido en 2019, cuando tras muchos dimes y diretes, negociaciones fallidas y en plena crisis interna del partido morado que hasta se quedó sin interlocutores autorizados con el socio en potencia, resolvieron ir por separado a las urnas y fracasaron ambos. La idea básica es que ahora llegarán a ese umbral del 5% que otorga la representación parlamentaria que hace dos años sumaban en comandita, aunque a veces esa simple 'cuenta de la vieja' luego no cuadra en la realidad.
Bueno, Podemos e Izquierda Unida ya forman una coalición estable en la política nacional y hasta están bien representados en el Gobierno central. El problema es que la presencia en el debate político y la gestión de sus ministerios no le está dando rendimiento a Unidas Podemos, a juzgar por los pobres resultados electorales en las autonomías y por los sondeos negativos publicados en las últimas semanas. Tampoco las recientes encuestas de ámbito regional les conceden representación en el Parlamento, aunque les mantienen en la carrera (Podemos, 4,2%; IU, 1,8%).
Unidas Podemos Cantabria, y los partidos que lo forman, tienen una presencia muy limitada en la discusión en los foros políticos y en los medios. Periódicamente remiten al Parlamento, en el que no están presentes, iniciativas con perspectiva ideológica sobre energías renovables, empleo femenino, sanidad y desarrollo rural, violencia de género, el Rey emérito, etc, pero se quedan en meras declaraciones de intenciones sin debate público porque ningún grupo se hace cargo de su tramitación. Naturalmente, es el PSOE el partido que hace suyo el desarrollo legislativo de las políticas de izquierdas.
Unidas Podemos lanza su opción electoral con dos años por delante para recobrar la fuerza perdida, la que en 2015 permitió a los tres flamantes diputados de Podemos condicionar la investidura del presidente Revilla. Para eso es necesario remontar el ostracismo actual en toda la región, donde IU ha tenido siempre mayor implantación y hasta un puñado de representantes municipales, mientras que Podemos apenas superó la etapa de los primitivos círculos, ahora desactivados.
En este tiempo hasta la cita con las urnas la izquierda cántabra también se propone concentrar el tiro, cohesionar en un frente común lo que pueda de los diferentes grupos minoritarios que forman parte de su segmento político: Equo, Cantabristas, la potente ACPT de Torrelavega si es que se deja, los movimientos sociales ahora muy dispersos y desamparados de la política... Hasta los 'purgados' del Podemos fundacional reclaman el rearme de una izquierda volcada con los retos e intereses específicos de Cantabria, como ha propuesto la exdiputada nacional Rosana Alonso en una reciente tribuna (DM, lunes 10 de mayo) que ha tenido una amplia repercusión. Alonso reclama un proyecto de fuerte impronta autonómica como el que ha desarrollado con éxito el Más Madrid de Mónica García e Íñigo Errejón. La expansión de este modelo madrileño a otros territorios es una opción que maneja el propio Errejón, pero no se constatan avances por el momento, tampoco en Cantabria.
Unidas Podemos enfrenta en todos los territorios el desafío que supone el cierre de un ciclo con el retiro de la primera línea de su gran líder Pablo Iglesias. Los dirigentes cántabros son optimistas, pues creen que su fuerza política ha madurado durante estos años para garantizar su vigencia por encima de los dirigentes en cada momento, más aún tienen el plus de su presencia en el Gobierno central. Ni siquiera les asusta esa arriesgada bicefalia que asoma entre la vicepresidenta Yolanda Díaz, como estandarte electoral, y la ministra Ione Belarra, al frente del partido. Y si surgen problemas, cabe sospechar que Pablo Iglesias siempre estará listo para salir al rescate del partido que fundó hace siete años y que ahora deja instalado en el Gobierno de la nación, pero también tambaleante en toda España.
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