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Lope de Vega acabó con la dictadura teatral de las tres unidades, rompió con el absolutismo aristotélico y creó el teatro moderno con sus obras dramáticas y su 'Arte nuevo de hacer comedias', un texto revolucionario que escribió a los 47 años. Sus triunfos fueron ... despreciados por los preceptistas aristotélicos, pero Lope estaba por encima de críticos y envidiosos hasta que se hizo mayor y empezó a sentir la necesidad de ser apreciado en la Corte. Ya sexagenario, aprovechaba cualquier vicisitud para buscar el amparo de los ortodoxos y del poder madrileño. Si había que renegar de sus revolucionarios postulados teatrales, renegaba y si había que halagar a reyes y duques, se halagaba. Lope viró, se convirtió de apocalíptico en integrado y buscó cariño al final de su vida, algo muy común en la senectud.
Cuando escucho a Felipe González y Alfonso Guerra calificar de estafa la nueva política, congeniar con el antisanchismo y decir que ellos significan la ortodoxia del socialismo verdadero, me viene a la memoria el Lope de Vega de sus años finales, cuando buscaba el aplauso de la Corte y no se resignaba al reconfortante recuerdo de lo que había significado para el teatro español.
Durante años, dirigí una entidad teatral de cierto nivel. Cuando me retiré, callé. Ni consejos ni opiniones. Son los nuevos rectores quienes entienden el tiempo que viene y quienes deben equivocarse o acertar sin interferencias del pasado. El teatro de la política no es el de los 80, es contemporáneo. Felipe y Guerra pronostican que el PSOE de 2023 es una especie en vías de extinción. Puede ser, pero, por ahora, lo único abocado a desaparecer son los machos que hacen chistes de peluquería.
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