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Nos ha tocado gestionar la miseria». La frase, en frío y a bocajarro, fue uno de los mantras más repetidos durante el mandato de Ignacio Diego en la presidencia de Cantabria (2011-2015). No le faltaba razón al mandatario y su vicepresidenta, María José Sáenz ... de Buruaga, hoy máxima responsable del Ejecutivo autonómico que, por aquel entonces, ostentando la cartera de Sanidad y Servicios Sociales, también se vio obligada a aplicar el correspondiente tijeretazo. El ladrillo de los años del desarrollismo había tocado techo, nunca mejor dicho, y nuestro sistema económico caía desplomado ante la quiebra mundial de múltiples entidades financieras, convenientemente rescatadas con el dinero de todos, no fuera a sobrevenir el apocalipsis.
Una de las medidas que el Gobierno de Cantabria se sacó de la chistera en 2012, a modo de salvavidas y asidero para las empresas de la construcción, fue una nueva Ley del Suelo que, como principal novedad, permitía la construcción de viviendas unifamiliares en suelo rústico. A falta de financiación y con las grandes promociones estancadas, la facilidad legal para levantar ese tipo de viviendas ayudaría a sostener el maltrecho sector hasta que la tormenta escampase. Es decir, fue una decisión puramente coyuntural que los últimos gobiernos acaban de consagrar como estructural. Mal asunto. Volvemos a la miopía del cortoplacismo, sin una brújula de qué tipo de región deseamos legar a futuras generaciones.
Más allá del desbarajuste en la ordenación territorial, sí pondré el foco en un primer efecto que esta ley ya nos está dejando. Dense una vuelta por el centro urbano de algunos de esos pueblos que se pretende revitalizar (¿?). Pasear por el casco antiguo de Cabezón de la Sal, Reinosa, Cayón… es hacerlo, cada vez con más frecuencia, en medio de bloques de viviendas desvencijadas en las que no habita nadie. Son casas abandonadas sobre las que sus propietarios, casi siempre herederos que residen lejos, no desean realizar ningún tipo de inversión o mejora. ¿Para qué, si en las afueras, a pocos minutos a pie, se puede levantar una vivienda completamente nueva? Así es como se viene produciendo el progresivo abandono de los centros históricos de muchos de nuestros pueblos. ¿Quién gestionará esa miseria urbanística? La Ley del Suelo seguro que no.
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