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Cuando Santander ardió por los cuatro costados en 1941, lo único que no se quemó, entre escombros y recuerdos, fue la necesidad. El fuego arrasó ... 377 edificios particulares –1.783 viviendas– y buena parte de los incipientes negocios del centro de la ciudad. La sociedad perseguía dejar atrás los años de la cruel Guerra Civil y el fuego no hizo sino añadir desolación e incertidumbre.

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