El rey pasmado

Las entrevistas más dificultosas son aquellas en las que enfrente está alguien a quien admiras. Debes contener tus emociones y no permitir que la conversación derive en un insustancial baboseo que al oyente no le interesa lo más mínimo. Así me sentía, sentado frente a aquel tipo desgarbado y sonriente que en pocos segundos despejó cualquier atisbo de inquietud. Rompió el hielo confesando que porta con orgullo el gen pasiego que heredó de su bisabuelo, –Francisco Diego Madrazo– y que su actuación en 'El Rey Pasmado' (Imanol Uribe, 1991) fue la que terminó de asentarle en la gran pantalla.

Tengo la sensación de que un poco así, literalmente pasmados, nos estamos quedando en esta región de un tiempo a esta parte. Los datos económicos correspondientes al pasado verano, con el PIB en claro retroceso, son una bofetada en toda regla. Ni el turismo, en plena transición de masivo a masificado, ha logrado frenar el golpe de una industria cada vez más obsoleta, cuyos costes de producción por el precio de la energía son inasumibles desde hace demasiado. Podemos seguir haciéndonos trampas al solitario con la aportación de los 35.000 empleados públicos al consumo privado o pensar que algo no funciona… y solucionarlo.

Claro que si Gabino Diego daba vida a un joven Felipe IV, más pasmados aún nos hemos quedado al conocer que Cantabria tiene la tasa de emancipación juvenil más baja de España. Escalofriante: 89 de cada 100 jóvenes entre 16 y 29 años sigue viviendo con sus padres. El salario medio de estas personas no alcanza los 9.000 euros… ¡al año! Ya me dirán cómo no pedirles que agarren la maleta y salgan corriendo con semejante panorama en el que a Cantabria se le ha puesto una cara de 'Rey Pasmado' que no puede con ella.