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Abril de 1952. Mes en el que en España dejó de tener cartilla de racionamiento y en el que la Feria de Abril sevillana lució 400.000 bombillas. El Barcelona goleó 5 a 1 al Atlético en los octavos de la Copa con Kubala de ... estrella del balón y Ramallets en la portería blaugrana. Empiezan las negociaciones militares para establecer bases de Estados Unidos en España entre el general August Kissner y el español Juan Vigón. Fue un mes donde se estaba rodando en Granada la película 'Violetas Imperiales' con Carmen Sevilla y Luis Mariano como protagonistas. Esta, y otras noticias de la época, fueron la ambientación sonora previa del musical El novio de España, estrenado oficialmente el pasado viernes en Santander.
La historia, mezcla de realidad y ficción, cuenta el encuentro entre un afamado tenor con 38 años –Luis Mariano– y una actriz de 20 años no tan principiante: Carmen Sevilla. Trascurre en un mes primaveral en el que la prensa aireaba la relación sentimental de esta pareja cinematográfica: si había una novia de España, tuvo que haber un novio de España. Una premisa que permite al director y guionista Juan Carlos Rubio hablar de los años cincuenta, de verdades amorosas (nunca fueron pareja afectiva), mentiras gubernamentales (España no iba tan bien) y de invenciones que parecen posibles. Catorce canciones son el hilo conductor del espectáculo, elegidas con acierto y cantadas con convicción por los cuatro actores protagonistas: zarzuelas, cuplés de revista, valses imperiales, un zortziko, un tango y canciones francesas. Sobresale, y encandila, la interpretación de Carmen Raigón – una malagueña haciendo de sevillana, con sonrisa y voz seductora– que llena cada escena desbordando galanura, pasión juvenil y aplomo en frases y gestos. Como diría el tenor irundarra: 'C'est magnifique'. Acompañan en lo actoral, en el canto y bailes, la pareja masculina de Christian Escuredo (Luis Mariano) y Didac Flores (su asistente para todo). Nota alta para la pareja. Mención aparte para una espléndida Marta Valverde en su papel de condesa de Cangas, amiga imaginaria de pasados ferrolanos de Francisco Franco: graciosa, cabaretera, voluptuosa intérprete del cuplé más emblemático (La pulga), conservando voz y oficio.
Producción con escenografía funcional, decorado reversible y pantalla lateral para ver el noticiario de entonces: el No-Do. Iluminación sobria, con predominio de luces blancas que diferencian espacios, y cuidado vestuario en una obra donde existe personal dedicado a… ¡las batas de cola! Un estreno que fue muy aplaudido -canción a canción- y que resultó un musical divertido, distinto a otros del panorama nacional, con aquello que un buen musical debe tener: buenas voces y una historia verosímil, aunque los amoríos de Carmen de España y Luis Mariano de Irún fueran una bonita historia que no existió. Cosas del querer y no poder. Idilios que se reviven -bien encajado el tango 'Volver' en la obra- con una sonrisa. Musical con moraleja: «Amar es libertad».
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