Teatro entrañable

Su propuesta es escenificar la vida e historia de una mercería coruñesa, afamada en tiempos de comprar y coser botones, popular en tiempos de búsquedas internáuticas; su nombre real y teatral: Crisálida. Dos dueños ya mayorcitos -en la realidad los hermanos Fernando y Nieves Seoane- atienden su tienda a cuantas personas se acercan a su escaparate o entran en un mostrador surtido sobre todo de botones. Cuatro actores deambulan representando pequeñas y tiernas escenas con unas caretas que hacen de sus personajes marionetas vivientes que los gallegos llaman monicreques. Todo pasa y todo cambia: se vende Crisálida y un nuevo dueño mezcla nuevas y antiguas formas de comerciar. Su encuentro con el antiguo dueño es uno de los mejores momentos de la tarde, real e irreal como la vida misma.

Teatro apacible, cotidiano, donde la magia está en la recreación de momentos de sabia armonía ciudadana. Música de pasadas épocas comerciales, donde oír cantar a Jorge Sepulveda el tema 'Coruña' o escuchar una emotiva versión de 'Lágrimas negras' ambientan mejor que otros temas elegidos. Pensada para el público infantil acaba siendo un ejercicio de añoranza para todas las edades. Destacar una actividad poco usual que la compañía realizó el mismo sábado por la mañana: un taller en el que los asistentes pudieron conocer de primera mano el entorno de la mercería Crisálida, contactando gracias a la tecnología con el actual dueño de la mercería, disfrutando de los botones y su magia. Lo escrito: teatro pausado y entrañable, necesario en estos tiempos acelerados también en lo escénico.