Autonomía, no independencia

Cuatro décadas después, seguimos en las mismas, pero todavía peor, porque se ha extendido la especie de que los leoneses aspiran no a separarse de Castilla, sino de España. Y, la verdad, hay que conocer bien poco de esa provincia, o haberse extraviado en el Húmedo, y mucho, para llegar a semejante diagnóstico.

No percibes el poder de la desinformación hasta que te toca sufrirlo en carne propia. Porque no me dirán ustedes que no están hartos de pasar por la provincia vecina y ver las pintadas de 'León solo' y los castillitos tachados en todas las señales. Porque lo de trepar a los balcones oficiales para quitar las banderas de la Junta es un deporte autóctono desde 1983, cuando decidieron desde fuera que en León no se podía votar. Pero ¿han visto que falte alguna vez la rojigualda?

La reivindicación leonesa es de autonomía, no de independencia. Es decir, se reclama una comunidad autónoma, dentro de España. ¿De verdad hace falta explicar la diferencia? Otra cosa, claro, es a quien convenga enfangarlo todo, y confundir el nacionalismo con la patria chica. O hacer creer a los demás que los mapas son perfectos, intocables e inalterables. Y las divisiones territoriales sagradas, cuando son meramente administrativas.