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Lo mejor del callejero santanderino siempre ha sido la geografía invisible, esa que todavía llama Simago a una esquina del centro o Pryca a un centro comercial, y que siempre hizo gala de ironía e ingenio para poner nombres lo más puñeteros posibles, como aquello ... de llamar a Candina el 'barrio Venecia', porque los charcos allí parecían canales.

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eldiariomontanes La calle del coño