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Además de divertida, la serie 'Dying for sex' de Disney –hay que ver cómo ha cambiado la compañía del viejo Walt, ¿eh?– plantea un tema ... clásico e intemporal, pero desde una perspectiva rabiosamente contemporánea. Y, además, está basada en una historia real.
Como explica su llamativo título –aunque parezca intraducible, y que por eso lo han dejado en inglés, en realidad quiere decir algo así como 'muriendo por el sexo'–, cuando a Molly Kochan le diagnosticaron un cáncer incurable, decidió abandonar a su marido y dedicar lo que le quedase se vida a disfrutar de su sexualidad todo lo que no había podido hacerlo en los 42 años precedentes.
Cada uno tiene sus aficiones, desde luego, pero lo importante es que, como explica la psicóloga de la serie, todos tenemos una lista de deseos por cumplir. Lo que no solemos tener es la ocasión de parar el mundo y dedicarnos a perseguirlos.
El problema es que no siempre la vida te avisa y te da una prórroga para que puedas realizar tus sueños. Mi abuelo Graciano, por ejemplo, se pasó años soñando con sacarse el carnet de conducir, aunque trabajaba tanto que nunca tenía tiempo. Así que en cuanto se jubiló se presentó en la autoescuela, dispuesto para matricularse. Pero nadie le había contado que tenía que hacerlo antes de los 65.
Y es que normalmente estamos tan ocupados haciendo cosas importantísimas que acabamos dejando de lado lo que realmente queremos. Lo peor de todo es que ni siquiera nos damos cuenta, hasta que ya es demasiado tarde, y es una tradición más vieja que la orilla del mar: 'carpe diem', decían los romanos. Y, desde entonces, parece que no hemos mejorado nada.
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