Chema Puente

Puente, desde luego, se lo merecía, y bastante más incluso; Chema era un artista popular, en los dos sentidos: era muy, muy querido por la gente, su gente, y además su música emanaba del pueblo… Y triunfó con muy escaso apoyo institucional. Que las instituciones se sumen a la ola ciudadana de fiebre por el autor de 'Santander la marinera', justo ahora que ya no está para disfrutarla, suena a apropiación indebida.

Sucede, claro, que lo suyo no era quejarse, pero su labor de recuperación y defensa del patrimonio cultural cántabro la realizó, mayoritariamente, asumiendo él mismo todos los costes. Sucedió, por ejemplo, con el disco dedicado a Uco Lastra que llevaba dos años preparando, sin que en ningún despacho político se dignasen a apoyar el proyecto. Y al final aparecerá próximamente, pero gracias al esfuerzo de sus amigos músicos.

Bienvenidos sean los homenajes, pero cuando se nos llene la boca de 'Cultura' recordemos que Chema no pudo ser artista a jornada completa; tenía que esperar a salir de la oficina para ejercer su verdadera vocación. ¿Qué país tenemos, que solo ensalza a sus creadores cuando ya no están, pero que en vida no los cuida ni lo más mínimo? Ahora, si le vamos a recordar, que no sea en Escenario, un foro más bien rockero donde probablemente nunca tocó. Ya puestos, ¿por qué no en el Palacio de Festivales?