Ciencias o letras

Porque otra dicotomía ya pasada de moda es la que les toca a los alumnos que en septiembre comenzarán el bachillerato, y tienen que elegir ahora especialidad. Vamos, lo que antiguamente se decía 'ciencias o letras'. Este año le toca a la adolescente que tenemos en casa y, aunque donde realmente es brillante sea en los idiomas, Martina más bien se imagina para su futuro un papel estelar en 'Anatomía de Grey' o junto al doctor House.

Precisamente estos días parece estar de moda eso de las grandes reuniones: en Japón se reúne el G7, en Lisboa la sociedad secreta más famosa del mundo, el club Bilderberg, y en El Sardinero una nueva asociación de empresarios.

Claro que esos son los triunfadores, porque el resto de los mortales nos congregamos más bien en otras reuniones mucho más multitudinarias: las oposiciones de empleo público. Que, aunque no sean clubes selectos, también tienen derecho de admisión. Y sirven para comprobar cómo está el patio, de las altas esferas para abajo, con licenciados en todas las ramas de humanidades compitiendo con los administrativos por una plaza de auxiliar.

¿Realmente merecerá la pena estudiar por vocación pongamos antropología o literatura y acabar, con suerte, tramitando facturas y poniendo sellos en una oficina, cuando no directamente en el paro? Que la realización personal está muy bien, sí, pero después de llenar el plato, que dirían Maslow y su pirámide. El mundo ha cambiado, sí, pero tanto que a veces parece que no ha dejado sitio para 'los de letras'.