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Lo llevamos escuchando toda la vida, pero nunca le habíamos dado mucha importancia. ¿Que el oso Yogui y Balú hablaban raro? Claro, muy raro, pero ¿cómo iban a hablar? A fin de cuentas, eran osos… Bastante con que pudieran hablar, ¿no? Total, mucho más sospechoso ... era aquello de los 'golfos apandadores', y tampoco rechistó nunca nadie.
El problema ha llegado con la modernidad, en la que no todo iban a ser ventajas. No está claro si fue por la dichosa pandemia o por una huelga de actores de doblaje, pero últimamente cada vez que te animas a poner algo en Netflix o en Prime puedes salir trasquilado, porque como te descuides te aparecen los personajes hablando en la lengua rara aquella de los dibujos animados en los años setenta. Que es algo parecido al castellano, pero ni de aquí, ni de allá. Vamos, por eso le habrán llamado «español neutro», porque ni sí, ni no.
En realidad, es una lengua de laboratorio, creada para vender los productos de Hollywood desde México hasta la Patagonia. Una versión simplificada del castellano de Hispanoamérica, pero sin localismos ni giros nacionales.
Lo que pasa es que ese idioma no existe, no se habla en ninguna parte… Salvo en las películas dobladas. Y por eso precisamente suena más falso que un duro de madera. Pero, a ver… ¿Qué tienen de malo los acentos? ¿No es mucho más natural y más hermoso escuchar hablar a un mexicano, a un rioplatense, a un cubano? Todos hablan español de verdad, y no pasa nada de nada porque unos voseen y para otros todo esté padre. Pero es escuchar el dichoso español neutro ese y que se te quiten las ganas de películas.
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