Irse de X

«Pero llámalo equis», me apunta Noelia. Pues vale. Que decía yo que no me voy a poder apuntar a esta moda de irse de X, porque para poder irte de algún sitio primero tienes que estar allí. Y aunque cada uno hace las estadísticas como más le favorece, me da que la mayoría de usuarios censados son en realidad tuiteros no practicantes.

Más que nada, porque aquello se parece mucho más al Salvaje Oeste que al foro de debate igualitario y democratizador que pintan sus incondicionales. Hay pistoleros, cuatreros, forajidos de todo pelaje y, sobre todo, linchamientos. Muchos de ellos, multitudinarios. O sea, que el mejor sitio para empadronarse tampoco es que parezca.

Sin embargo, querría hacer un llamamiento a todos los equiseros de pro: por favor, no os vayáis. ¿Dónde vais a ir que valgáis más, eh?

Y es que, en realidad, X está muy bien ahí, donde quiera que esté. Por un lado, ¿qué iban a hacer con su vida todos esos amigos que se pasan el día contándote lo mal que lo haces todo? Y por otra parte, es estupendo que todo ese veneno que sueltan se quede en una red social, encapsulado como los residuos nucleares, y no por ahí circulando por el mundo, para que luego te salpique en cualquier conversación. Así que, aunque no os guste Musk, por favor, quedaos. Que seguro que aunque Jack Daniel os cayera gordo, tampoco íbais a boicotearle el whisky, ¿no?