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Desde hace unos días no paran de llegarme felicitaciones por el 'fichaje' en los despachos racinguistas de un supuesto pariente mío. Yo no soy mucho de confirmar o desmentir, pero me conozco la película de cuando empecé a escribir y publicar en prensa, y todo ... el mundo daba por supuesto que mi 'tío' estaría apadrinándome en la sombra. Sobre todo, en aquellos años en que al mundillo literario le dio por inventarse aquello de la 'mafia leonesa', que era tan real o irreal como la de cualquier otra región de España, o incluso del mundo, con la única salvedad de que los cuatro o cinco escritores que entonces despuntaron se llevaban bien entre ellos, algo increíble en ese gremio.
Pero no, al final va a resultar que la verdadera mafia leonesa es la de la 'famiglia' Llamazares. Y es que no solo tenemos dominada la literatura con el tito Julio, y la política con Gaspar, el primo asturiano, sino que en Cantabria, por ejemplo, copamos la medicina. De hecho, cuando conocí a Elena, la hija del llorado doctor Llamazares, casi le doy un abrazo fraternal: de tantas veces como me habían preguntado si «don César» era mi padre, ya me sentía un poco hermano suyo.
Lo curioso del asunto es que tampoco es un apellido tan infrecuente; según el INE, hay en España cinco mil ciento cuarenta Llamazares, sea de primer apellido, de segundo, o haciendo doblete, que también los hay. Probablemente todos nuestros ancestros provengan del pueblín del mismo nombre de la montaña leonesa, pero de ahí a estar todos emparentados…
Eso sí, ahora que hemos pillado cacho en el Racing, con el primo Felipe de mandamás… ¡que se vayan preparando los Pérez, los González, los Garcías y demás familias! ¡Todo el poder al clan de la elle!
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