Pasos de cabra

Que claro que está muy feo eso de saltar a las bravas y tomarse uno la justicia vial por su mano, pero parece que no se han parado a pensar que, si la gente acortaba inventándose un paso de cabra, igual era porque para llegar de un barrio a otro, distanciados apenas cincuenta metros, casi hay que dar la vuelta al mundo. Vale que la gente tiene que respetar las normas, pero ¿no deberían las normas respetar también a la gente?

Algo así, pero en otro ámbito, pidió hace un par de décadas García Márquez: simplificar la ortografía del castellano, y así no dejar 'fuera de la ley' a millones de hispanoescribientes. Le llovieron chuzos de punta, pero tampoco pedía nada del otro mundo. La Real Academia, esa sociedad privada que por motivos inexplicables decide qué vale y qué no en todo lo referente a nuestro idioma, lleva muchos años corrigiéndose a sí misma, y después de considerar inaceptable durante décadas términos como 'asín' o 'almóndiga', al final acabe tragando. ¿Por qué? Porque la lengua la construyen los hablantes, y no se puede luchar contra eso.

No estaría mal que tomasen ejemplo del diccionario quienes nos gobiernan, y en lugar de ponernos tantas vallas tuvieran un poco en cuenta lo que realmente demandamos los ciudadanos.