Plumeros

Curioseando por la red, se puede leer una curiosa teoría en un periódico alicantino; aseguran que todo empezó en los años cincuenta «en la bahía de Santander», cuando la especie «se 'escapó' de un jardín». Lo terrible es que la realidad suena todavía más novelesca: en el Plan de Acción contra el Plumero, lanzado en 2015 la Consejería de Medio Ambiente, se explica que las primeras semillas de la llamada 'hierba de la Pampa' entraron por el puerto de Santander «mezcladas en las bodegas de los barcos con las del trigo importado de Argentina». Por entonces asombraban tanto sus penachos que se empezó a cultivar como planta ornamental.

Quién iba a pensar entonces que acabaría siendo una auténtica plaga, y además tan difícil de erradicar. Y el origen importa bastante menos que su capacidad para expandirse, a pesar de los esfuerzos de todas las personas implicadas en proyectos como Life Stop Cortaderia, que ha recibido ayudas europeas.

Sin embargo, no es suficiente. Hace falta una apuesta realmente seria, un esfuerzo presupuestario, y sobre todo que se impliquen todas las administraciones, empezando por Fomento, ADIF y Puertos del Estado, porque por sus terrenos es por donde mayoritariamente se expande. O eso, o nos resignamos a que los plumeros dominen nuestros paisajes.