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La cultura (civilización) occidental parece estar dando un salto atrás de cinco siglos. América, la otra mitad de Occidente, se está desgajando de dicha cultura ... a marchas forzadas.
Cuando a principios del siglo XVI los peregrinos anglosajones vinieron a Norteamérica, huyendo del corrupto Occidente, lo hicieron con la intención de fundar un nuevo Israel que coincidiría con la segunda venida del Mesías. Convencidos escatológicos, creían que el fin del mundo estaba próximo y la venida triunfante del Mesías sería en América, inaugurando los mil años de su reino sobre la Tierra según la previsión del Apocalipsis. Ya entonces, estos cristianos reformistas leían más el Antiguo Testamento que el Nuevo y, de este, el Apocalipsis, que es un libro bastante más próximo al Antiguo Testamento que a los evangelios canónicos.
Como digo en 'Tsunami', (DM 17-03-2025) el trumpismo sostiene que ese nuevo Israel se ha hecho realidad en América (el día menos pensado Trump rebautizará al estado de Nueva York como Nuevo Israel) y está decidido a culminar su ruptura con el antiguo Occidente: Europa. Es más, siguiendo el ejemplo del 'cisma de Occidente' (1378) Trump llegaría a afirmar que el verdadero Occidente es hoy América, y que Europa sería parte de la iglesia Ortodoxa que tiene en Moscú su Vaticano. Perdón por compartir la pesadilla que estos días me quita el sueño.
El hecho es que esta historia, que culmina en Trump, había empezado bastante antes. Los evangelistas norteamericanos, dispuestos a re-evangelizar América Latina, ya lo han conseguido con los inmigrantes y van camino de ello en el resto del continente; para lo cual Trump tendría que convertir a Canadá en el 51 estado de la Unión ¡todo se andará!. Así pues, este nuevo cisma de Occidente dejaría a Europa como única sede de la cultura occidental primigenia que, como sabemos, tiene una deuda impagable con el humanismo cristiano. El humanismo, que nunca llegó a cuajar en Oriente, ahora está siendo extirpado por el trumpismo allá donde pone sus zarpas.
Los occidentales primigenios siempre sufrieron un terror pánico a las invasiones bárbaras. De hecho denominaron 'misiones civilizadoras' a sus propias invasiones coloniales, para dejar muy clara la diferencia. La deshumanización aterra al occidental civilizado. Pues bien, la vuelta al tribalismo es deshumanizadora; los antropólogos tienen muy estudiado que una característica común a casi todas las tribus es la de considerar humanos exclusivamente a los miembros de su tribu considerando al resto de las tribus enemigos a batir. Pues bien, el tribalismo –por otro nombre nacional-populismo– está hoy a la orden del día. Europa tendrá que vacunarse contra esta tendencia si quiere conservar su cultura.
Lo cual me lleva de nuevo a hablar de la Democracia Cristiana (DC). Temo que hoy no se entienda bien qué fue y qué consiguieron los democristianos europeos tras la Segunda Guerra Mundial. La DC surgida de esa guerra fue un movimiento político que buscaba reconstruir Europa sobre principios cristianos, humanistas y democráticos; la dignidad de la persona humana como valor fundamental; la importancia de la ética y la moral en la vida pública; el compromiso con las instituciones democráticas y el estado de derecho; la defensa de las libertades individuales y los Derechos Humanos. La promoción de políticas sociales que redujesen la desigualdad y protegieran a los más vulnerables. El apoyo a la economía social de Mercado que combina la eficacia económica con la justicia social. La construcción de una Europa unida como garantía de paz y seguridad, y la superación de los nacionalismos y la promoción de la cooperación entre los países europeos.
Dicho lo cual, miren por favor a su alrededor e identifiquen hasta qué extremo esa visión de una Europa basada en valores ha quedado como legado duradero en la historia del continente, porque fueron tres líderes democristianos los padres del proyecto europeo. De Gasperi (primer ministro italiano durante ocho gobiernos consecutivos) figura clave de la reconstrucción de Italia, su pensamiento se centraba en la reconciliación nacional, la estabilidad política y la integración europea. Adenauer (primer canciller de la República Federal Alemana) impulsor de la reconciliación alemana con sus vecinos y de la integración europea, su visión combinaba el conservadurismo con un fuerte compromiso con la democracia y la economía social de mercado. Schumann (ministro francés de Asuntos Exteriores) propuso la creación de la comunidad europea del Carbón y del Acero –declaración Schumann– su pensamiento se basaba en la superación de las rivalidades nacionales y la construcción de una Europa unida y pacífica.
¿Todavía se preguntan por qué propongo la vuelta a estos orígenes?
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