Secciones
Servicios
Destacamos
Terminaba mi tribuna de la semana pasada insistiendo en la necesidad de que Occidente –el mundo desarrollado– recupere la confianza de los países en ... vías de desarrollo, hoy denominados Sur global, que se encuentran en África, Oriente Medio, Asia Central, Sudeste Asiático y América Latina. He citado reiteradamente el estudio de la Universidad de Cambridge indicando que el 70% de la población mundial muestra mayor confianza en China que en EEUU; ahora veo un estudio de V-Dem, un instituto de investigación sueco financiado entre otras instituciones por el Banco Mundial, el cual muestra que cerca de tres cuartas partes de la población mundial viven en regímenes autocráticos, cuando hace tan solo 10 años eran menos del 50%. Hay pues una sólida correlación entre ambas cifras, que señalan una significativa decadencia de la Democracia liberal en el mundo.
Es mucho lo que se juega Occidente en esta partida y sus principales gobernantes parecen tenerlo claro, el problema es que no se muestran capaces de agarrar este toro por los cuernos. El ejemplo paradigmático es la inmensa inversión de Estados Unidos en Oriente Medio durante los últimos 50 años. A fin de cuentas, los resultados que se han logrado en el plano democrático son más bien magros. El acuerdo entre Arabia Saudita e Irán, mediado por China, y la espantada del gobierno de Netanyahu en Israel, parecen ponerlo de manifiesto. En términos más generales, el futuro de la democracia va a decidirse en el llamado Sur global. Así pues, es a estos países a los que habrá que consultar al respecto.
En las interminables guerras civiles de África mueren cientos de miles de personas un año sí y otro también; pero en Occidente estamos tan ocupados con la tragedia de Ucrania que las noticias africanas hay que buscarlas con lupa. Nuestro sentimiento de que los problemas de Occidente son un problema mundial, pero que los problemas del Sur Global son cosa de ellos, hace que se sientan excluidos y consideren que los inmensos recursos gastados en Ucrania estarían mucho mejor empleados en un Sur global que los necesita con mayor urgencia. Sí, es un razonamiento de suma cero y como tal simplificador, pero así es como se sienten y actúan en consecuencia.
Los problemas económicos del Sur Global son abrumadores, los países en vías de desarrollo no cesan de pedir sistemáticamente a los organismos internacionales que les ayuden a desarrollar energías limpias –solar, eólica etcétera– mejorar sus infraestructuras y desarrollar la medicina pública. Pues bien, China ha invertido más dinero en dichos países que la suma de las inversiones de todos los países occidentales juntos. ¿Qué gran potencia piensan que va a tener más posibilidades de conformar el futuro político de estos países (muy probablemente mediante alguna forma de autoritarismo) y conseguir que se alineen con su política exterior?
La gran crisis consecuencia de la pandemia, agravada por la Guerra de Ucrania, ha puesto a los países emergentes endeudados con China en estado de quiebra. La respuesta de China ha sido destinar 104 mil millones de dólares en préstamos para el rescate de sus economías, entre 2019 y 2020. Durante los últimos 20 años China ha invertido un total de 240 mil millones de dólares en 128 operaciones de rescate, operaciones que tradicionalmente venían negociándose con el FMI. Es decir, China está convirtiéndose en el prestamista de última instancia en el Sur global, ocupando el lugar que desde 1945 ocupan las instituciones desarrolladas por Occidente con este fin.
Últimamente, la subida de intereses a escala global y la fuerte apreciación del dólar, han puesto a los citados países en las manos 'salvadoras' de China. De hecho, China se ha negado a participar en las operaciones de rescate del FMI a pesar de ser uno de sus miembros. La razón parece clara, quiere hacerlo a nombre propio para capitalizar el prestigio que ello lleva aparejado. Estos rescates se extienden por todo el Sur global: Argentina, Venezuela, Ecuador, Suriname; Egipto, Pakistán, Sri Lanka, Bielorrusia, Mongolia, Laos, países que ya estaban muy endeudados con el FMI. Adicionalmente se cuentan otros 12 países, para un total de 22 rescates. Que, por cierto, no son baratos (5% versus el 2,5% del FMI) y se cobran en especies cuando su devolución resulta problemática en exceso.
¿Qué hace Occidente para remediarlo? Edward Luce, columnista del Financial Times, lo resume muy bien: Estados Unidos ha convocado una segunda Cumbre mundial sobre el presente y el futuro de la Democracia, entre cuyos invitados se encuentran la India de Modi (que pretende encarcelar al actual líder de la oposición, un descendiente directo de Gandhi); Netanyahu (que está decidido a terminar con la independencia del poder judicial); el presidente de México, AMLO (que pretende liquidar el sistema electoral libre y equitativo). Con amigos como estos la democracia no necesita enemigos. La solución del problema pasa por predicar menos y actuar más.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.