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Voy a contarles el argumento de una novela que no pienso escribir. Una historia del tipo «Qué hubiera pasado si Hitler gana la Segunda Guerra Mundial, o bien, si Lindberg hubiese ganado las elecciones de 1940». La pregunta es ¿Qué hubiera pasado si en 1713 ... Inglaterra hubiera decidido convertir Gibraltar en una colonia como las que estableció en India, Sudáfrica e incluso Australia; como buscando compensar la inminente pérdida de sus colonias norteamericanas?
La novela se sitúa en el momento de la repoblación de la Roca con colonos ingleses. Lo primero que harían estos sería expulsar a los andaluces que vivían en el hoy llamado Campo de Gibraltar e irse extendiendo hasta ocupar toda la Bahía de Algeciras. Los andaluces que ofrecieran resistencia serían pasados por las armas y sus quejas al gobierno de Madrid, quebrado por las múltiples campañas de los Austria y sin posibilidad de financiar una nueva contienda, caerían en saco roto. Los ingleses habían demostrado su superioridad manifiesta, eran un imperio emergente, habían reinventado sus fuerzas armadas y su armada naval, creado academias militares, astilleros de reparaciones, novedosas formas de avituallamiento, etcétera; todo ello soportado por la creación de instituciones bancarias que captaban el capital necesario para financiar sus campañas.
Ya por entonces, los colonos ingleses que no cesaban de llegar a los territorios ocupados formularían la idea del Gran Gibraltar –Grand Gibraltar– como manera de defender sus nuevos territorios. Su lema sería 'De Sierra Morena al mar'.̈ Pues solo ocupando toda Andalucía podrían defenderse de forma sostenible. Contando, por supuesto, con el incondicional apoyo de la metrópoli. Pasarían los años y los colonos se irían acercando, primero a Barbate, después a Jerez; y empezarían a amenazar Cádiz, cuyo puerto era una presa muy golosa.
Madrid, muy alarmada, hizo de tripas corazón y decidió declarar la guerra a Gibraltar, para lo cual puso de acuerdo las capitanías de Valencia, Murcia y las principales capitales andaluzas no ocupadas. Pero las fuerzas armadas gibraltareñas, entrenadas, avitualladas y organizadas por el flamante Ministerio de Guerra inglés y apoyadas por la gran flota estacionada en la Bahía de Algeciras, solo necesitaron seis semanas para derrotar a los españoles y llegar a la Cordillera Subbética. El tratado de paz que se firmaría a continuación cedería a los colonos toda la costa del sur, desde Cádiz hasta Almería, y, tierra adentro, sus nuevas fronteras estarían en Sevilla, Córdoba y Granada. Entretanto, se procedería al desplazamiento de los andaluces hacia el norte –resto de España– y el sur –Marruecos– de forma cada vez más intensa.
Los prolegómenos de la Revolución Industrial, originada en Inglaterra, llegarían muy pronto al Gran Gibraltar. Los colonos gibraltareños conseguirían convertir en un vergel los territorios más inhóspitos y, con la ayuda de las nuevas tecnologías, la explotación de minas, viñedos y olivares ofrecerían unos rendimientos inusitados. El Grand Gibraltar se estaría convirtiendo en una de las regiones más desarrolladas y ricas de Europa. Su PIB por habitante comparable al de Inglaterra.
Paralelamente, se propiciaría la leyenda de que los andaluces eran un pueblo muy atrasado, gentes que vivían en lugares remotos perdidos entre montañas, que sus héroes eran a partes iguales los «toreadores» y los bandoleros, que señoreaban todas las sierras a lo largo y ancho de la región. Dirían que la mitad de los andaluces tenían sangre moruna; estos serían los que se verían empujados hacia África. El resto trabajaba con sueldos de miseria en los grandes latifundios, donde, entre otras cosas, se criaban los toros de lidia; a estos últimos los empujarían hacia Madrid.
El final de la historia ya se lo imaginan: con la ayuda de la metrópoli, y con el resto de países europeos mirando para otro lado, Grand Gibraltar terminaría consolidándose como un territorio independiente que, efectivamente, se extendería desde Sierra Morena hasta el mismo mar. Y claro, habría grandes polémicas. Las élites del continente europeo estarían muy divididas entre los partidarios de apoyar a los andaluces y los que pensaban que los gibraltareños, con quienes tenían amplias relaciones comerciales, tenían derecho a defenderse.
Al final, y como pasaba casi siempre, los intereses vitales que defienden los países europeos terminarían llevándose el gato al agua.
Cualquier parecido con el actual conflicto palestino-israelí no es pura coincidencia. El problema de Israel es que su establecimiento en territorio palestino comienza justamente cuando empieza a revertirse la ola colonizadora del s. XIX. Empezó así otra historia (esta sí, real) que guardaría grandes paralelismos con la que acabo de argumentar.
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