Secciones
Servicios
Destacamos
De entrada niego el paralelismo entre el 11-S y el asalto de Hamás a Israel. Hasta aquel día, el 11-S, en Estados Unidos la idea de la utilización de aviones comerciales para un atentado contra la población civil era impensable y cogió a ... todo el mundo por sorpresa. Por el contrario, la operación de Hamás estaba cantada; particularmente después de las acciones del gobierno de coalición de Netanyahu con la extrema derecha, tanto en Gaza como en Cisjordania. Era cuestión de tiempo, no de imposibilidad.
Hay sin embargo un nexo de unión entre ambas acciones: un claro atentado terrorista contra la sociedad civil. Particularmente, la irrupción armada en un concierto de gente joven que se divertía a su manera, con el resultado de cerca de 300 muertos y no se sabe cuántos rehenes (150 en total). Parece ser que en las razzias de las poblaciones cercanas fueron más selectivos y se dedicaron a secuestrar a familiares de miembros del ejército, sobre todo de la Reserva; pero en todo caso terrorismo puro y duro. En este sentido Israel se ve justificado para llevar a cabo la destrucción de Hamás, como Estados Unidos hizo con la organización de Bin Laden. Lo cual nos remite a la actual situación en Oriente Medio (OM).
Desde la guerra de Irak, OM se ha convertido en un polvorín en llamas que no hay manera de apagar. Las guerras de Siria y Libia siguen en activo; la organización de Bin Laden, que ha devenido en ISIS sin solución de continuidad, también en activo; Irán y Asia Saudita se disputan la hegemonía en el área, apoyando facciones radicalmente opuestas en las guerras civiles de terceros países; Turquía, por su parte, no renuncia a reconstruir una nueva versión del imperio otomano. Esta situación está contagiando a Asia central –Afganistán y Pakistán– por el Este y África por el Oeste: El Sahel, lo más reciente; pero el norte también está prendido.
Pues bien, en este río revuelto cada cual atiende a su juego; el Israel de Netanyahu de manera muy destacada. Aquellos polvos han traído los lodos de Gaza. La franja de Gaza apiña dos millones de palestinos que o no han querido o no han podido salir de allí; en su gran mayoría, se han asimilado el régimen dictatorial y van a quedarse donde están. Netanyahu sabe que una ocupación de Gaza contra guerrillas urbanas sería un problema endémico; y también que la cantidad de rehenes secuestrados dificulta mucho las operaciones aéreas; así que ha recurrido a declarar un estado de sitio. Si alguien sabe cómo burlarlo son los palestinos de Gaza; éstos llevan sufriéndolo en mayor o menor medida desde hace 20 años.
En resumen, que el plan de Netanyahu para anexionar Cisjordania (el bravucón líder de los colonos ha dicho a los palestinos que tienen tres opciones: emigrar, someterse o morir), bajo la presunción de que había conseguido contener la amenaza de Hamás, ahora semeja ser prepotente si no delirante. A causa de que sus socios de extrema derecha han alentado las agresiones de los colonos en Cisjordania (los palestinos están hoy separados en 224 guetos, con 558 controles del ejército israelí entre ellos) el gobierno ha tenido que mover fuerzas que operaban en Gaza a Cisjordania, para contener las reacciones violentas de estos palestinos, debilitando así sus defensas en la Franja.
El problema de Netanyahu se complica porque, como resultado de las políticas antidemocráticas llevadas a cabo por su ministro de Justicia, Yariv Levin, se están produciendo tumultuosas manifestaciones contra su gobierno.
Miembros de la Organización de Seguridad y del Ejército de Reservistas están apoyando estas manifestaciones. La reacción de su gobierno ha sido denunciar que la izquierda ha conseguido penetrar estos organismos y están debilitando al país; imagen especular de la estrategia que sigue Donald Trump en Estados Unidos.
Por otra parte, la oposición va a llevar a cabo la encuesta sobre los fallos de inteligencia y seguridad que la operación de Hamás ha puesto de manifiesto bastante más allá de ésta, para cuestionar toda la estrategia de Netanyahu en el tratamiento de la cuestión palestina. La cual, francamente, hoy parece un fracaso en toda regla.
Dicha estrategia se basa fundamentalmente en cuestionar y debilitar a los palestinos, mientras garantizan la seguridad de los ciudadanos, a la vez que rechaza la idea predominante en EEUU y Europa, de que Israel nunca será aceptado como un Estado más de OM mientras no firme una paz aceptable con aquellos. Esto es, que los palestinos se constituyan en un Estado independiente. Aparentemente, dicha estrategia estaba funcionando y tal parecía que Arabia Saudita e Israel establecerían completas relaciones diplomáticas. La operación de Hamás, y las represalias que Israel va a tener que poner en marcha, seguramente harán que la calle de los Países Árabes se manifieste del lado de los palestinos, haciendo que tal acuerdo se posponga sine die.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.