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La Biblia dice que en el principio fue la palabra, necesaria para crear las cosas, que toman vida –ánima– cuando las nombramos. En 'Cien años de soledad', la biblia moderna, García Márquez escribe que «el mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, ... y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo». Es el valor de la palabra, nuestro medio de comunicación con los demás. Por eso mantener lo prometido es la mejor prueba de nuestra personalidad, ya que pocas acciones nos descubren más que la distancia entre lo que decimos y lo que hacemos.

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eldiariomontanes El valor de la palabra