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Son las cosas de la vida

Miércoles, 3 de enero 2024, 07:12

Años sesenta del pasado siglo. Recuerdo los 'pobres' que pedían dinero en la puerta de entrada a los campos de fútbol. Desplegaban un periódico, se sentaban y en algunos casos remangaban su pantalón para mostrar las piernas maltrechas. Huellas de la guerra, de accidentes o ... malformaciones naturales. De entonces guardo en la retina la imagen de Martín, un indigente que dividía su presencia dominguera entre los campos de fútbol de la Cultural de Guarnizo y del Unión Club de Astillero que, por convenio federativo, nunca jugaban 'en casa' a un tiempo. Las gentes, al darle unas monedas, solían tomarle el pelo. «Martín, no te las gastes en vino». «Ni en putas», añadían otros con maldad, «que el otro día te vimos con una». Martín, sin ningún diente en la boca, primero lo negaba, pero luego, ante la insistencia de los burlones, balbucía: «Yo no quería. Era ella».

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