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En el Gobierno de Cantabria no hay corruptos ni las mordidas están generalizadas, según Revilla, pero la percepción ciudadana viaja por caminos distintos. El caso de la Consejería de Obras Públicas es paradigmático. No se entiende cómo un único funcionario pudo mantener durante años un ... entramado de adjudicaciones fraudulentas sin que nadie lo advirtiera. Solo una denuncia anónima, y la intervención de la Agencia Tributaria, destaparon un contubernio millonario del que participaban varias empresas cántabras. Sin esa denuncia aún continuaría el latrocinio, ya que el consejero dimitido y su segundo seguirían sin enterarse. Es cierto que se debe dejar actuar a la Justicia, pero la opacidad del Gobierno no disipa, sino al contrario, las sombras sobre un suceso que al irse conociendo los detalles tiene vocación de culebrón.
Porque la duda que se plantea es si Miguel Ángel Diez, el jefe del Servicio de Carreteras, era un genio –además de corrupto– capaz de burlar sin problemas los controles, si los había, y de manipular documentos a su antojo, o si la incompetencia de sus superiores era manifiesta o ambas cosas a la vez. Con todo, la impunidad genera confianza, y si no cesa el pillaje y es obvia la ostentación, se cae por una razón u otra. La bomba en Obras Públicas estalló en el peor momento para el bipartito, en la recta final de una legislatura agitada, con la pandemia y la guerra en Ucrania por medio, en la que se le han visto las costuras a un Gobierno, el más caro de la historia para el bolsillo del contribuyente por la desmesura en el nombramiento de altos cargos, que no ha dado respuesta a las numerosas dificultades planteadas.
Las noticias son malas. El crecimiento de Cantabria en 2022 estuvo un punto y medio por debajo de la del conjunto de España. Cantabria es una de las pocas autonomías que no ha recuperado el nivel de riqueza que tuvo antes del virus. Las listas de espera en Sanidad se duplican. Las pésimas comunicaciones con Madrid lastran la economía. No hay AVE ni conexiones con Bilbao y con Europa ni se esperan. Desciende la tasa de actividad. Muchas familias pasan hambre. El Corredor Atlántico, al que Cantabria renunció, recibirá miles de millones.
Anótense, en resumen corto y no exhaustivo, las contrataciones irregulares en Juventud, las decenas de ceses y dimisiones o las mentiras del presidente y su puro durante el covid. Como charlotada ajena, esos trenes grandes para túneles chicos. Pero, según Revilla, vamos bien.
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