Esa derecha tan falócrata

Los partidos de izquierda se arrogan la defensa del feminismo, como casi nadie ignora, dejando a la derecha ese papel machista tan desagradable. «Socialismo es feminismo», según Sánchez, pero parece un feminismo pobre y de segundo nivel porque el PSOE no confió en ninguna mujer para encabezar sus listas ni en Santander ni en Torrelavega ni en las autonómicas, tres puntos fundamentales. El camino se hace al andar, por lo que trasladan la impresión de hallarnos frente a un feminismo oficialista y cosmético, atento al cupo y no al talento. Curiosamente, la derecha reaccionaria situó a las mujeres en primera línea, lideresas de un proyecto que, con ellas al timón, arrolló en Santander, ganó con rotundidad en Cantabria y precipitó el retiro de un dirigente longevo, peculiar y sobrevalorado que no quiso irse en la hora justa y esperó a que lo echaran.

Si las opiniones son libres, los hechos admiten una interpretación única. El análisis de las candidaturas al Ayuntamiento de Santander y al Parlamento de Cantabria así lo revelan. En la cita municipal, solo el PP presentó a una mujer en el número uno, la actual alcaldesa, entre los cinco partidos que consiguieron entrar. Los demás –PRC, Vox y los de la izquierda feminista, PSOE y Podemos– eran hombres. El PP dobló la apuesta en el listado autonómico con dos mujeres (Buruaga e Igual) en los dos primeros lugares, y también fue femenina la opción de Vox (Leticia Díaz). El resto de los escaños los lograron el PRC (Miguel Ángel Revilla) y el PSOE (Pablo Zuloaga, otro feminista). Han sido estas unas elecciones para el recuerdo, porque las mujeres, siempre en roles subalternos e invisibles en toda época, asaltaron los cielos de Cantabria.