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A ver qué parte es la que no se entiende. Barrio Sésamo fue un programa infantil emitido por televisión durante las tardes de dos décadas, desde los años finales del pasado siglo a los comienzos del actual, que hizo mucho bien a los niños porque ... les explicaba nociones básicas de una forma sencilla. Mostraba, por ejemplo, la diferencia entre arriba y abajo, cerca y lejos, delante y detrás, grande y pequeño, corto y largo y conceptos similares. En este sentido, cabe incluir legal e ilegal, orden y caos, y esta es la clave, lo que separa lo colectivo de lo privado y la diligencia de la negligencia en la observación de las normas. Pero parece que la autoridad municipal competente no veía Barrio Sésamo. Lo público significa de todos y no de algunos.
La excesiva permisividad ante la invasión de suelo ciudadano por particulares es preocupante. La ordenanza sobre la ocupación de dominio público municipal por las instalaciones hosteleras es una de esas leyes que se debaten y aprueban para tirarlas sin uso o para utilizarlas poco. De su inaplicación sirve de excelente modelo el Ensanche, la zona de Santander en la que viven de noche las movidas y las quedadas, el vocerío y la basura. El Ensanche, terreno ganado al mar en gran medida, se extiende desde el Paseo de Pereda hasta la calle del Sol, de sur a norte, y de Puertochico a la Porticada, de oeste a este. Dado que en sus dieciocho hectáreas se concentra buena parte de la actividad cultural, oficial, económica, comercial y turística, lo hace también la hostelería, nombre genérico en el que se incluyen hoteles, bares, bares especiales y de juegos, restaurantes, cafeterías, discotecas, bocadillerías, after, pizzerías, bodegas o mesones.
El Ensanche apenas ocupa el medio por ciento de la superficie de Santander, pero en él se encuentran dos plazas y cuatro calles que son focos principales de atracción bebestible: Pombo, Cañadío, Río de la Pila, Hernán Cortés, Peña Herbosa y Santa Lucía. En ese medio por ciento de la ciudad hay 325 establecimientos, bares la mayoría. Nada criticable sino al contrario, porque la hostelería es una fuente de ingresos notable. Mas ese apoyo al sector no puede ir en contra de los derechos de todos los ciudadanos. Y hoy muchas aceras del Ensanche están vedadas al paseante por un abuso hostelero creciente al que el Ayuntamiento no pone freno. «No pretenderá usted que hagamos cumplir todas las normas ¿verdad?», le pregunta el funcionario a un denunciante telefónico perplejo. «Hombre, sí. Es lo que esperaba, que las hagan cumplir».
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