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Lo montañés y lo cántabro

El pueblo viejo que renuncia a su cultura y herencia está muy próximo a la imbecilidad senil

Viernes, 16 de junio 2023, 07:00

Antonio Rubio y Lluch era el amigo entrañable, compañero del alma de Marcelino Menéndez Pelayo, «el primero en su afecto» desde que ambos eran estudiantes en la Universidad de Barcelona y se formaban bajo la dirección de Manuel Milá y Fontanals. Refería Antonio Rubio que ... cuando alguien le preguntaba por su provincia de origen, el joven Marcelino respondía «soy montañés» de igual modo y arrogante orgullo «con el que un quirite de la época del imperio pudiera pronunciar 'civis romanus sum'». Pero es el mismo Pelayo que llamaba «mi patria» a Santander, la ciudad natal a la que amó profundamente, y hablaba de «luz y perlas de Cantabria», de «mis cántabras montañas» y de los cántabros que se hundieron con los despojos de su fiel trainera, «como cae el guerrero en la batalla», en la trágica galerna del Sábado de Gloria de 1878.

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