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La distancia es larga en El Sardinero, pero las mareas de sigicia dictan las normas en las playas de la bahía. Cuando el Sol y la Luna unen su formidable fuerza de atracción, el planeta responde alzando y bajando las tierras y las aguas. Se ... producen entonces las mareas vivas de Cantabria, la notable diferencia entre alturas, el juego perpetuo del flujo y reflujo que tanto admira a los que solo conocen las mareas de cuadratura, las mareas muertas. En la bajamar, asunto de perigeos y resonancias, el arenal se ensancha y permite la andadura que comienza en La Fenómeno, continúa por Los Peligros y La Magdalena y termina en Bikinis. La vista cambia de pronto, desvelados los secretos que la pleamar esconde, y surge allí, frente a los islotes de La Horadada y de los Ratones, un panorama de increíble belleza.

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