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Votar y botar tienen un significado similar en unas elecciones, las del domingo, en las que tanto se juega Cantabria. Votar la candidatura de un partido, y no de otro, es una acción voluntaria y directa. Botar, en el sentido de echar fuera a alguien ... o algo, es la lógica consecuencia de lo anterior. En no pocas ocasiones votamos lo conveniente, y no lo que se prefiere, para evitar que gobierne lo indeseado. Es el llamado voto útil. Pero, ya que la falsedad no penaliza en política, el valor de la opinión ciudadana expresada en las urnas es relativo, salvo en los casos en los que se logra una mayoría suficiente. Ahí está el ejemplo del presidente Sánchez. Quien lo votó en su día, confiando en su palabra de no pactar con golpistas (ERC) ni condenados por terrorismo (Bildu) contempla cómo son los bastones en los que se apoya a cambio de contrapartidas indecentes.
La diferencia entre votar y botar la establece el hecho de que si bien es posible votar a todos, solo se puede botar a dos, los que gobiernan, el PRC y su partido hipotáctico, el PSOE, o a quienes aún gozan de representación institucional y van a perderla. Cantabria encara los comicios en una situación preocupante. Es notable el retroceso durante estos años en los principales indicadores económicos, vistos por sí mismos o con respecto a otras autonomías, mientras las obsoletas comunicaciones nos sitúan en una desventaja competitiva vital e hipotecan el ahora y el futuro. El golpe de timón es inexcusable, sea cual sea la decisión de los electores, continúen los que están o encarguemos a un equipo distinto la tarea de sacar esto adelante. El tiempo no sobra y urge poner en marcha iniciativas potentes que proporcionen impulso frente al estancamiento actual.
El debate en Santander parece cerrado, según las encuestas. Gana de calle el PP, Gema Igual seguirá al frente del municipio, aumenta el número de concejales y es probable que no dependa de nadie. Suben Vox y Podemos, pierden apoyo los regionalistas y cae el PSOE. No es sino la constatación de que los santanderinos miran con recelo a un bipartito al que suspenden y reclaman su salida del Gobierno. Los sondeos también le dan el triunfo al PP en las autonómicas, aunque veremos si esto es así y los votos y la única combinación que cabe le alcanzan para llevar a la presidencia a una mujer, María José Sáenz de Buruaga, por primera vez en la historia. Quedan atrás las especulaciones y los muestreos. Las urnas deciden entre más de lo mismo o el giro político y de gestión. Es lo que hay. O más Revilla o le damos una oportunidad a Buruaga.
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