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Dice un refrán catalán que 'Tenen els plaers de la vida bona entrada i mala eixida'. Ciertamente hay placeres que tienen buena entrada, pero mala ... salida. Y es lo que ocurre en esa tierra desde que los sentimientos identitarios, cuyo máximo exponente fue el 'procés', se colocaron por encima de la ciudadanía, del objetivo de procurar una sociedad inclusiva y mejorar la vida de sus habitantes mediante la gestión de la cosa pública. No seré yo quien deba decir si el señor Puigdemont es o no acreedor de una amnistía, ni si quienes pasaron por la cárcel (de forma coherente y valiente, por cierto) fueron injustamente tratados; lo que sí sé es que el proceso que culminó con los sucesos del 1 de octubre de 2017 fue muy grave, pues esa calificación tiene para mí todo un conjunto de medidas puestas en marcha durante meses para coaccionar e influir, con un propósito de exclusión social, a la mitad de su sociedad.

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eldiariomontanes Cataluña, la posibilidad de lo imposible