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L o tenemos bien de cara al futuro si no metemos mucho la pata», comentaban en privado algunos miembros del Gobierno de Cantabria y de la cúpula del PP en las vísperas de las elecciones gallegas que resultaron triunfales para los populares. Valoraban los altos ... cargos el ciclo favorable para el partido de Feijóo en toda España y la consolidación política de la presidenta Buruaga frente a los inciertos liderazgos de todos sus adversarios: el PRC en el adiós de Revilla, el PSOE de Zuloaga y el Vox donde nadie sabe quién manda. Al mismo tiempo sugerían la preocupación por los errores, la mayoría no forzados, que proliferaban en el Ejecutivo, en la gestión, en los gestos y en los mensajes.
El Ejecutivo del PP en minoría puede presentar un balance razonablemente bueno en asuntos trascendentes que ha podido pactar, básicamente con el PRC: desde la investidura a los presupuestos, más la rebaja de los impuestos, la Ley del Suelo o las reivindicaciones a Madrid. Pero en el día a día acumula un visible desgaste que la oposición aprovecha.
El regionalismo ha puesto fin con el nuevo año a su oposición blanda y ahora multiplica las críticas para desgastar al Gobierno del que quizá pueda formar parte mediante un acuerdo estable con el PP a su debido tiempo: después del relevo de Revilla y antes de que termine la legislatura. Mientras tanto, un sostenido mensaje de dureza con especial saña en el castigo a los consejeros de Sanidad, César Pascual; al de Industria, Eduardo Arasti y al de Desarrollo Rural, Pablo Palencia, para los que pide el cese, más los que puedan ir saliendo a la palestra.
El PSOE de Pablo Zuloaga señala especialmente al consejero Pascual, que es quien le proporciona las contadas alegrías que da la oposición. Al final de la legislatura pasada Pascual se despidió de la política como diputado para reaparecer en esta como consejero controvertido. Cuando no es el fiasco en la lucha contra las listas de espera son las desconcertantes declaraciones que ponen en entredicho a la sanidad pública, a la que Pascual ha dedicado su carrera.
Primero fue la polémica distinción entre las clases de atención, 'bussines' o turista, y la sugerencia del copago que hasta el propio PP rechaza. Ahora cuestiona el modelo de los consultorios rurales porque dificulta el desarrollo profesional de los médicos, lo que relega el factor de la atención sanitaria en los pueblos y pone en duda el objetivo de luchar contra la despoblación del medio rural que proclama el Ejecutivo. En fin, no es extraño que se extienda la idea, también en entornos del PP, de que en la sanidad de Cantabria están más contentos los médicos que los usuarios.
En la cúpula del PP son bien conscientes de las carencias en el Ejecutivo que generan las críticas de la oposición del PRC, del PSOE y también de Vox cuando acusa a Buruaga de dar continuidad al modelo de la coalición gubernamental que lideraba Revilla. Lo que sí es cierto es que en los ocho años instalado en la oposición, y a pesar de la convulsión interna que dominó el partido mucho tiempo, el PP de Buruaga tuvo tiempo para crear eso que suele llamarse un 'Gobierno en la sombra' para llegar al poder bien armado con un modelo de gestión y un discurso nítido y cohesionado.
En la desigual acción gubernamental del PP, frente a los errores y la peligrosa improvisación en algunas áreas destaca la impronta más solvente de otros dirigentes curtidos en la oposición, como la propia presidenta Buruaga o los consejeros Roberto Media (Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente) e Isabel Urrutia (Presidencia y Justicia). Ahora se trata, si es posible, de corregir errores y cambiar la dinámica. En la Consejería de Salud, la más penalizada por la oposición, dicen percibir algunos 'brotes verdes' en el plan de choque contra las listas de espera y en cuanto a las carencias en los centros de salud el partido se moviliza para atenuar el malestar en las comarcas afectadas.
Razones hay para tomar medidas drásticas, pero una crisis de gobierno antes de cumplir un año en el poder sería percibida como un fracaso general, máxime en plena ofensiva de la oposición que reclama ceses de consejeros.
La dinámica opositora contiene el aviso a navegantes del PP de que los revolcones parlamentarios pueden ser frecuentes en el futuro, que al Gobierno en minoría le esperan leyes importantes por tramitar, y entre ellas los imprescindibles Presupuestos 2025 en el último trimestre del año. El PP valora la relación leal y provechosa con el PRC desde el inicio de la legislatura, pero no quiere un socio estable en el Gobierno, ni PRC ni Vox, si puede permitírselo. Cuando se siente acosado, el PP deja que se le vea el 'botón nuclear' de las elecciones anticipadas para asustar un poco a sus rivales, pero nadie cree que se llegue tan lejos.
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