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La vida te da sorpresas: tener 1.300 militantes entregados en la poderosa agrupación regionalista de Torrelavega y luego captar sólo 15 de los 78 ... votos de la ejecutiva que corta el bacalao. Entre los observadores de la apasionante carrera de la sucesión de Miguel Ángel Revilla como candidato electoral del PRC, se había abierto camino la teoría de que se trataba de una pugna entre los Marcano y sus adversarios, pero no es así: el alcalde torrelaveguense, Javier López Estrada, ha sufrido una derrota estrepitosa que le aparta de la batalla interna del PRC y deja en el aire su proyección política. Que Guillermo Blanco no haya pasado tampoco el corte no es una sorpresa, entraba en los pronósticos más frecuentados. Sólo podría seguir si Revilla ponía toda la carne en el asador por él y no estaba el horno para bollos. El jefe regionalista ya recibió la contestación del partido cuando Blanco lanzó su candidatura con su supuesto apoyo, así que ahora ha estado dedicado a sus cuitas legales con el Rey Emérito, que le sitúan de nuevo en el primer plano de la actualidad en el que tan vivo se siente. Con Paula Fernández, la gran vencedora de la fase preliminar, y Pablo Diestro, que sigue en liza de milagro, llegar a un único candidato de consenso es una opción realista.
La fórmula elegida por el PRC para avalar a los candidatos sugiere una tutela del proceso de aroma más bien caciquil, con los miles de afiliados de base subordinados a los dirigentes de la ejecutiva. De modo que los aspirantes que quizá contaran con el apoyo de cientos de militantes podrían quedarse fuera de la pelea por no ser capaces de lograr el respaldo de un puñado de notables. Ese podría ser el caso de López Estrada y también de Blanco. Pero en este punto es preciso subrayar que los cuatro precandidatos dieron su visto bueno al procedimiento aprobado por la dirección a finales de febrero. Por disciplina, por discreción, por ingenuidad, por ir todos de sobrados ante un trámite al que quizá no dieron la importancia debida. El aparato ha sido más fuerte y también más hábil.
La conmoción es muy evidente en el feudo torrelaveguense del PRC, que lidera Javier López Marcano, tantos años delfín de Revilla hasta que ha dado un paso hacia el costado en favor de su hijo, el alcalde López Estrada. El regidor es el que más futuro se jugaba en este trance, tanto en el plano puramente orgánico como en el de la política municipal y autonómica. Tenía 22 avales apalabrados y a la hora de la verdad le fallaron 7 y se quedó fuera. Esa teoría muy extendida, según la cual nada importante se puede decidir en el PRC si no lo apoya Torrelavega, se ha derrumbado con estrépito.
Paula Fernández, en cambio, ha demostrado con creces su conexión con el aparato del partido, lo que a veces se le discutía dentro y fuera de las filas regionalistas, a pesar de ser nada menos que la secretaria de Organización. El respaldo recibido de la ejecutiva, más del doble del otro clasificado, Pablo Diestro, (34-16) autoriza a señalarla como favorita para el triunfo en esta interna. Aunque en mayo no votará sólo la aristocracia regionalista, también lo hará, digamos, el pueblo llano.
Paula Fernández y Pablo Diestro han trabajado en sintonía en las semanas previas a las primarias, aunque finalmente han encabezado dos candidaturas, quizá porque ambos exigían el liderazgo o porque en sus respectivos entornos las expectativas de los lugartenientes no conciliaban del todo.
Paula representa cumplidamente al regionalismo de los últimos años, y se la ve de cara al futuro mejor conectada con el PSOE aliado en los Gobiernos de coalición presididos por Revilla, que con el actual PP de Buruaga, y además tiene gran peso en la acción política y orgánica del partido. Pablo recibe un amplio respaldo de sus compañeros alcaldes, que constituyen la gran riqueza del PRC ahora que al partido le toca estar a la intemperie de la oposición en el Parlamento con el PP en el Gobierno. Diestro aspira a ser la imagen de la renovación regionalista en la etapa posterior a Revilla y es el que mejor biografía electoral presenta: tres mandatos, los dos últimos con mayorías absolutas, aunque sea en un municipio mediano como Reocín (8.300 habitantes).
Si Fernández y Diestro han sido aliados provisionales pueden volver a serlo –si es que no lo tienen arreglado ya, especulan los mal pensados– para armar la candidatura única de consenso que casi todo el PRC reclama, desde Revilla hasta la militancia de base. Pero también los aspirantes descartados, sobre todo López Estrada, pueden jugar, aunque sea desde la decepción por la derrota, un papel decisivo si llegan los dos candidatos vivos hasta la votación final de mayo.
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